Por la tarde de ayer se conoció el acuerdo firmado entre el gobierno nacional y UPCN. La poca iniciativa que mostraron las conducciones de ATE no permitieron llegar con más fuerza para pelear otra oferta. Pese a los golpes recibidos durante el macrismo y al rol que tienen durante la pandemia, la deuda sigue siendo con les estatales.

Con la llegada del Covid-19 a nuestro país, y sobre la base de la crisis del macrismo, la situación de les trabajadores es cada vez más preocupante. Índices crecientes de pobreza y desocupación, una inflación que acumula casi 20% en el primer semestre sumado a un sistema sanitario al borde del colapso en distintas jurisdicciones no hacen más que agravar el panorama. En ese contexto, miles de estatales, así como docentes, trabajadores de la salud y otros tantos gremios, continúan sosteniendo tareas esenciales. Lo hacen con salarios congelados ante la inexistencia de paritarias en muchos sectores (solo algunos sindicatos lograron abrir negociaciones con resultados en general bastante adversos).

En el caso de les trabajadores de la Administración Pública Nacional, la situación es grave. Así como han sido el foco de críticas del gobierno de Cambiemos (recordemos el discurso de los “ñoquis”, la grasa militante, etc.), también les estatales estuvieron resistiendo y peleando contra el desfinanciamiento, los despidos masivos y la caída del salario durante el macrismo. Hoy, se destaca el rol que les trabajadores de la Administración Pública Nacional cumplen en el sostén de las políticas públicas, algunas tan necesarias en este contexto como el IFE y/o asignaciones, cuidados del sistema de salud, investigaciones, etc. Sin embargo, la llegada del nuevo gobierno, que generó expectativas entre les estatales, no parece estar dando signos favorables. Las ofertas del Estado empleador no están a la altura y tampoco están a la altura las conducciones de los sindicatos estatales que, si bien aún con apoyos mayoritarios, han movido poco en defensa de los intereses de les trabajadores que dicen representar.

La oferta paritaria, ¿golpe contra golpe?

El primer golpe fue a comienzos de año cuando no se convocó a discutir la cláusula gatillo del acuerdo paritario firmado en 2019. El segundo golpe vino en junio, cuando desde el Gobierno anunciaban (y UPCN y ATE aceptaban) la suspensión de la negociación paritaria estatal. Le siguió a ese anuncio la definición del pago en cuotas de los aguinaldos para quiénes cobraran más de $80.000 brutos. En este caso, ambos sindicatos mayoritarios, ATE y UPCN, rechazaron la decisión. Más que algunos bonos, insuficientes, no hubo en lo que va del año ninguna mejora en el bolsillo de les estatales.

El 22 de septiembre llegó un nuevo golpe. No existían muchas expectativas de la oferta del gobierno, UPCN se llamaba a silencio y desde ATE se discutía una cifra del 36% y otras reivindicaciones como el pase a planta, salario mínimo, subas fijas de $10.000 para todes, etc. El Gobierno en esta ocasión ofreció un 15% en 4 cuotas hasta abril de 2021, luego modificada a 17%. Es decir, una paritaria que apenas llegaba a la mitad de la inflación estimada para todo el año (y que probablemente sea aún mayor). Ambos sindicatos rechazaron la propuesta y se convocó a un cuarto intermedio. Llegaría el último golpe.

El día de ayer, 29 de septiembre, el Gobierno presentó la nueva oferta. Un 7% en una cuota a aplicar en octubre y una nueva negociación en diciembre. UPCN firmó y se sumó una “nueva conquista”, mientras que ATE rechazó la propuesta y hoy 30 de septiembre convocó un segundo plenario de delegades nacionales (el primero tuvo lugar el día anterior a la primera reunión paritaria).

La interna de ATE

Más allá de los planteos esgrimidos por ATE en estas semanas, desde la conducción nacional no se convocó a ninguna medida de lucha y la posición reinante en el primer plenario fue la de “esperar a ver que ofrecen”. A la par, se reforzaba la interna del sindicato. El Consejo Directivo Nacional de ATE sosteniendo una representación en la mesa paritaria carente de legitimidad de base, sin llamado a asambleas previas, dejó fuera a representantes de la seccional Capital, de peso importante a nivel nacional. La agrupación Verde y Blanca, conducción de ATE Capital, se limitó a denunciar la maniobra con una consigna triste (“Godoy es Macri”).

Para la segunda reunión, la historia se repitió, y si bien se cambió la consigna y se incluyeron reivindicaciones salariales, la ausencia de una medida de lucha colectiva tanto de parte de la conducción nacional y de capital, dejó a les estatales a merced de la firma rápida de UPCN. Ante esta inacción, sin embargo, desde distintos sectores, juntas internas, agrupaciones y asambleas de base se logró sostener una medida de lucha. De esta convocatoria participó y fue parte armadora la lista Blanca Violeta Granate de la cual somos parte, presentada el año pasado para las elecciones de la seccional Capital. A su vez, sectores agrupados en la Lista Multicolor participaron de la medida, que contó con una caravana y un breve acto en las puertas del Ministerio.

La necesidad de llegar a más compañeres de trabajo, en la medida que el teletrabajo lo permita, junto con una vocación plural y democrática son el camino para poder poner las necesidades de les estatales en primer renglón. Poner el eje en demarcaciones infructuosas o en las internas del sindicato, nos limita la acción y la construcción de medidas unitarias. Sabemos que ATE debe profundizar su esquema democrático: la falta de representación de minorías, la discreción en los llamados de asambleas nacionales y seccionales, entre otras, son algunas de las reformas necesarias para avanzar en un sindicato más democrático, plural, participativo y de lucha.

Las necesidades de les estatales

A su vez, decir que “la deuda es con les estatales” resume lo que creemos debe ser prioridad. Estatales, trabajadores, el pueblo en general, debemos ser prioridad si no se quiere seguir corriendo tras la agenda del lobby empresarial y los poderes concentrados de siempre, si no se quiere seguir perdiendo terreno contra los sectores conservadores y reaccionarios que avanzan en nuestro país y el continente. El aumento otorgado a la bonaerense en el marco de una medida por demás polémica, así como el ATP, son señales que plata hay. Por eso hoy es urgente la aprobación del impuesto a las grandes fortunas y, dado el alcance limitado del mismo, es preciso construir una agenda de reivindicaciones de mediano plazo que apunten a que la crisis económica no recaiga siempre en les trabajadores. Sabemos que la presión de las patronales, ricos y sectores de poder, puede contrarrestarse con el protagonismo del pueblo.

Urge construir un plan de lucha que concentre a todos los sectores de ATE para enfrentar este magro acuerdo paritario. El paro del 6 de octubre, decidido en el plenario del día de hoy de ATE, con más de 350 delegades nacionales, tiene que ser la punta de lanza. Hay que construirlo en cada sector de trabajo, con cada compañere y darle continuidad, para que diciembre nos encuentre fortalecides.

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