Desde el inicio de la pandemia del Covid-19 y la cuarentena obligatoria, desde Venceremos-Abriendo Caminos hemos realizado una serie de conversatorios con compañeres de organizaciones populares de América Latina para analizar y pensar nuestra intervención en este periodo político excepcional que atraviesa a la región.
Un primer aspecto evidente es que, entre los gobiernos regionales, han prevalecido dos orientaciones divergentes en principio. Por un lado, los ejecutivos que dictaron el aislamiento social obligatorio para evitar la propagación de contagios y, por otro, los mandatarios que priorizaron la continuidad de la actividad económica aún con los respectivos “costos” sanitarios de miles y miles de muerte por coronavirus.
En ese sentido, América Latina enfrenta la pandemia del Covid-19 con dos denominadores comunes salvo honrosas excepciones: un sistema de salud vaciado y colapsado incapaz de poder enfrentar un pico de contagios y la enorme extensión de la precarización laboral que afecta a enormes franjas de la población latinoamericana. Ambos factores se enlazan para configurar la tormenta perfecta en la región con una potencial crisis sanitaria pero también de una envergadura social inédita.
En el caso de Chile, la pandemia del Covid-19 ha obligado a suspender el plebiscito por la Constituyente y puso un freno a las masivas movilizaciones iniciadas con el estallido popular del 18 de octubre del año pasado. Sin embargo, les compañeres advierten que en ningún modo la crisis se ha cerrado, pues la gestión del gobierno de Piñera evidencia a cada paso la orientación social de su gobierno a favor de los empresarios y no hace más que reforzar todos los cuestionamientos desde abajo al modelo chileno legado por Pinochet. A su vez, se registran movilizaciones y protestas de distintos sectores que vuelven a sufrir la represión de carabineros. La pandemia sólo ha puesto en paréntesis en el proceso.
En ese marco, en Brasil, la gestión de Bolsonaro ante la pandemia ha agudizado la crisis política del gobierno con la renuncia de ministros claves como Sergio Moro y el ministro de salud, con mayores tensiones entre los militares y el presidente. Por otro parte, hay un creciente rechazo popular al mandatario frente a su negativa a dictar la cuarentena, con un crecimiento vertiginoso de contagios y muertes que exponen al país a una crisis humanitaria. Algo similar ocurre en Ecuador, donde el pico de contagios ha generado escenas sombrías con cientos de cuerpos abandonados en las calles.
La situación en México también se ha demostrado sumamente compleja. A pesar de las enormes expectativas que generó con su triunfo, el gobierno de Manuel López Obrador (Amlo) no da dado gestos considerables de un cambio de rumbo y también ha tenido grandes zigzags con el tratamiento de la crisis sanitaria. Les compañeres denuncian, por caso, que las maquilas textiles en la frontera con EEUU, que concentra una gran cantidad de trabajadorxs, sigue funcionando a pesar de que no reviste ningún carácter esencial.
Por el contrario, en Venezuela se dictó rápidamente el aislamiento obligatorio para contener la propagación del virus. Sin embargo, el imperialismo ha reforzado el bloqueo criminal sobre el país al igual que con Cuba, un verdadero crimen humanitario que impide a esos países acceder a los recursos necesarios para atender a la situación sanitaria y social.
De conjunto, la pandemia del Covid-19 en la región no ha cerrado el ciclo de rebeliones y polarización que se había iniciado a finales del año pasado. Por el contrario, este compás de espera tiende a profundizar todas las contradicciones latentes con la amenaza de los gobiernos derechistas que quieren descargar la crisis sobre los pueblos y agravar así la desigualdad y pobreza estructural que azota a la región. En ese sentido, las dos declaraciones unitarias de organizaciones populares de América Latina son un importante paso adelante para desarrollar un programa integral del movimiento popular y la perspectiva de una alternativa anticapitalista de masas para romper con este sistema de sometimiento y hambre.