El pasado lunes 1 de marzo, el gobernador Áxel Kicillof brindó su discurso de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura Bonaerense ante el acompañamiento virtual y presencial de lxs legisladores y lxs intendentes. Siguiendo la línea de Alberto Fernández, Kicillof hizo foco en la defensa de su gestión sanitaria, ante la continuidad de la pandemia, y cargó contra la tierra arrasada dejada por Vidal. Si bien se anunció el acompañamiento de medidas de peso, como la desdolarización de tarifas, no se dieron mayores determinaciones sobre cuáles serán los ejes de gobierno para arribar a la tan necesaria recuperación. Es innegable el desastre que dejó el macrismo en la Provincia, acrecentado por la pandemia, pero también es importante empezar a dar una discusión seria de políticas populares.

El discurso de Kicillof no distó mucho del brindado por Alberto Fernández horas antes. Reivindicación de la gestión sanitaria y la campaña de vacunación, anuncio de medidas de “recuperación” y crítica al macrismo fueron los ejes centrales. Pero a diferencia de lo dicho por el presidente, Kicillof no hizo mención a la cuestión de la deuda que la Provincia de Buenos Aires tiene y que recientemente ha vuelto a postergar. La enorme deuda contraída por la gestión Vidal asciende a más de 10 mil millones de dólares y, al igual que sucede con la deuda a nivel nacional, no se tradujo en ninguna obra púbica para la Provincia. Es decir es también fraudulenta y se utilizó para la timba financiera del macrismo. Por ese motivo sorprende que Kicillof no haya anunciado un enjuiciamiento hacia Vidal y sus funcionarios de la misma forma en que se pronunció el presidente. Si bien la estrategia que siguen desde La Plata es dilatar el pago, y recientemente se anunció una nueva postergación hasta el 26 de marzo del pago de 7 mil millones de dólares, es necesario que se reconozca el carácter fraudulento de la misma, se investigue y se suspenda.

Por otro lado, Kicillof hizo mucho hincapié en defender la gestión sanitaria de la pandemia en la Provincia. A la fecha, en Buenos Aires se acumulan más de 880 mil casos y más de 26 mil fallecimientos. Si bien son números muy altos la situación sigue estando controlada y resta ver cómo golpeará la segunda ola. En muchos momentos de la pandemia, la Provincia tomó distancia de la estrategia sanitaria seguida por CABA, por ejemplo, lo cual se verifica en los números. Cada 100 mil habitantes, la Ciudad tiene 7575 casos, mientras que Buenos Aires tiene 5000. Por lo tanto es un indicio de que hubo un manejo diferente al que hubo por Larreta. Sin embargo, tomando en cuenta el presupuesto aprobado para el 2021 es difícil pensar de dónde saldrán fondos para seguir costeando la pandemia, al no ser considerados los distintos programas de ayuda. Parece ser que todas las fichas están puestas en la campaña de vacunación que si bien viene avanzando, lo hace de forma aun lenta para el nivel de actividad que se proyecta, sobre todo con la vuelta a clases. Hasta el momento en la Provincia solo se vacunó al 0,66% de la población. Es por eso que todo lo mencionado en el discurso sobre la gestión sanitaria es buen piso pero hasta el momento es insuficiente para las necesidades de la Provincia.

Otro aspecto importante del discurso rondó en torno a los programas de recuperación económica y social. El gobernador anunció el Plan de Infraestructura, entre otros programas que se motorizarían en el 2021 y que serían el puntapié para la reactivación de la Provincia. Pero no brindó detalles sobre los plazos ni el alcance de estos programas. Recordemos que la Provincia de Buenos Aires tiene cerca de un 40% de pobreza, 4 puntos por encima de la media del país y cerca de 25 puntos porcentuales por encima de CABA. Lo que habla de una situación realmente crítica que amerita medidas urgentes. La situación de pobreza e indigencia que atraviesan millones de bonaerenses, sobre todo en el Conurbano, se combina con la problemática de acceso a la vivienda que durante el 2020 se evidenció con las múltiples tomas de tierras que fueron primicia. Recordemos también que la toma en Guernica terminó con un violento desalojo encabezado por Sergio Berni, con el gobierno provincial cediendo ante la presión mediática y suspendiendo las negociaciones. Al día de la fecha no se ha habido avances en la solución habitacional, dado que si bien se han anunciado planes de construcción de viviendas, éstos durarán varios años. Por lo cual al día de hoy no hay una respuesta eficaz a esta cuestión.

El discurso de apertura de Kicillof no termina de brindar respuestas a estas problemáticas estructurales que deben ser puestas ya sobre la mesa. La recuperación económica de la Provincia no se podrá lograr sin una agenda más concreta de políticas que contemplen los alarmantes números que describen la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran millones de bonaerenses.

El objetivo es el de mostrar a un gobierno bonaerense con iniciativa de gestión. Frases como “el 2021 es el año del resurgimiento de la Provincia” quedan vacías si no van acompañadas de mayores determinaciones sobre cómo se llevará adelante esa recuperación. Algo que es común a todos los niveles de gobierno del Frente de Todos: una cierta lejanía entre lo discursivo y lo llevado a la práctica. Algo que políticamente se traduce en debilitamiento en la imagen de un gobernador que tiene una impronta progresista, que sube la vara del debate político, pero que luego en los hechos muestra tibiezas.

Para llevar adelante la recuperación de la Provincia es fundamental que se replique el impuesto a las grandes fortunas, al igual que se hizo a nivel nacional, pero con los grandes propietarios de campos de la Provincia, que son los mismos que especulan con los precios. También, en relación a la deuda, es importante, como se dijo, que se suspenda e investigue a los funcionarios vidalistas que estafaron a la Provincia. Por otro lado, el gobierno de Áxel debe convocar a paritarias sin techo a los estatales que aun no han acordado, para garantizar una recuperación real del salario. Y por último, es fundamental un plan integral que contemple el deterioro social en el que se encuentran los sectores más golpeados de la Provincia, sobre todo el Conurbano. En ese sentido, el Plan San Martín propuesto por los movimientos sociales es un buen ejemplo de que desde el campo popular existen propuestas para salir de la crisis. Para que la crisis que dejó el vidalismo y la pandemia recaiga sobre los sectores que se siguen enriquesiendo y no sobre lxs bonaerenses trabajadores y empobrecidos durante estos años.

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