El Domingo 11 de Abril se llevará adelante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador. El candidato proveniente del correismo Andrés Arauz se enfrenta a Guillermo a Lasso quien representa la continuidad del gobierno neoliberal. Una elección marcada por un contexto de inestabilidad política, crisis sanitaria y económica, que puede cambiar el rumbo del país y proponer otra correlación de fuerzas a nivel latinoamericano.

Con el 32,7% de los votos Andrés Arauz, candidato por la UNES, logró establecerse como primera fuerza en las elecciones presidenciales. Sin embargo, al no lograr la diferencia necesaria se estableció una segunda vuelta para este domingo 11 de Abril. Se enfrenta a Guillermo Lasso candidato de CREO, banquero y expresión de la continuidad neoliberal, que logró obtener un 19,74%. 

Los resultados electorales fueron parte de una disputa política, ya que el candidato por Pachacutik proveniente del movimiento indígena CONAIE obtuvo el 19,32%. Yaku Pérez realizó continuas presentaciones de irregularidades en la elección sin obtener resultados y quedando fuera de la segunda vuelta en tercer lugar. Es necesario destacar, que la posibilidad de un acuerdo entre Guillermo Lasso y Yaku Pérez sobre la elección quedó desarticulada por las diversas posiciones dentro de la CONAIE como expresó otro de sus referentes Leonidas Iza. 

Como mencionamos en la anterior nota, la contienda electoral se da en un contexto de fuerte inestabilidad política durante el gobierno de Lenin Moreno marcado por la rebelión de Octubre de 2019. El fuerte enfrentamiento del pueblo ecuatoriano, que tuvo como principal protagonista al movimiento indígena y la CONAIE, fue un golpe al proyecto neoliberal que quería implantar las recetas ya conocidas del FMI. Es de esta forma, que se llega a una elección con un 70% de caudal de votos contra proyectos neoliberales. 

Quien asuma este nuevo mandato no solo se enfrenta a dar respuesta ante ese movimiento de masas, sino que también asume en medio de una crisis económica y sanitaria. No es menor que uno de los ejes de campaña sea la vacunación a toda la población y la salida de la crisis económica dónde en el 2020 hubo una caída del 10% del PBI y un retroceso en las condiciones de vida de la población que se estima de más de 10 años. 

Por parte de los sectores populares, la CONAIE más allá de presentar a Yaku Pérez por medio de su herramienta electoral (Pachakutik) y el cual mostró mayor cercanía con el candidato de derecha Guillermo Lasso; hace un llamado al “voto nulo”. Sin embargo, Jaime Vargas presidente de la misma se mostró públicamente con Andrés Arauz días previos a los comicios. Por otra parte, sectores como el de Leonidas Iza, promulgan un “voto nulo ideológico” en delimitación del oportunismo de derecha, pero a su vez expresando los límites del progresismo en dicho país y para contener las diferencias internas dentro del movimiento. El 4 y 5 de Mayo se convoca a un congreso de la CONAIE para profundizar en la agenda de los movimientos indígenas y abordar los debates en curso. Parte de estos debates son los que recorren a los movimientos populares de nuestros continente sobre la construcción de alternativas políticas, herramientas electorales, sus vinculaciones con los espacios sociales y el progresismo. 

Toda esta situación se da en un contexto continental dónde se puede llegar a cerrar un ciclo de gobiernos anclados en proyectos neoliberales, en algunos casos con expresiones fascistas, como ocurrió en Argentina, la derrota del golpe en Bolivia y siguiendo de cerca la crisis en Brasil con la mayor expresión de este tipo de gobiernos de la mano de Jair Bolsonaro. El gobierno de Lenin Moreno fue una expresión de eso y Lasso se plantea como su continuidad. Representante de los sectores concentrados ecuatorianos, banquero, alineado al imperialismo yankee y marcando una continuidad con el FMI. No por casualidad Duran Barba,que fue parte de la campaña electoral de Mauricio Macri en Argentina, se incorporó recientemente al equipo de Lasso. 

Por lo que el triunfo definitivo de Arauz en las elecciones presidenciales de Ecuador sería de suma importancia para aportar a ese proceso de impugnación al neoliberalismo, que tuvo su nuevo capítulo regional en las rebeliones populares del 2019-2020. Se cristalizará como un nuevo punto de partida con sus limitaciones y no como un proceso acabado, a partir del cual es necesario desarrollar una agenda de demandas populares urgentes en Ecuador y toda la región.

Por otra parte, va a ser necesario seguir de cerca el proceso electoral y el accionar por parte del imperialismo y su candidato sobre los resultados. Cómo ocurrió en Bolivia y se ha intentado en Venezuela, parte de la táctica imperialista está puesta en poner dichos resultados en disputa, generando un clima de tensión previo y especulando luego de los comicios. En Ecuador ya se vive ese clima de tensión y actualmente es llamativo el decreto de estado de excepción en 8 provincias denunciado por Andrés Arauz. 

Es por ello que nos encontramos alertas, por una victoria que derrote el proyecto neoliberal y una profundización de las demandas populares.

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