Por Félix Calderón y Emilio Carmona

Este miércoles 15 de julio, en medio de una pandemia que ha dejado a millones en una situación de absoluta precariedad, mostrando la verdadera cara del modelo neoliberal, se votó el proyecto de ley que permite retirar el 10% de los fondos de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), de manera voluntaria, empresas privadas que, como dice su nombre, administran los fondos para la jubilación de todos los trabajadores.

El proyecto se votó un poco antes de las 15:00 horas. Ante su aprobación, el pueblo tocó sus bocinas, golpeó sus cacerolas y llenó sus redes sociales de “memes”, acciones de una victoria muy sentida por el pueblo, en vista de más de cuatro años de movilizaciones contra el actual sistema de capitalización individual, que hoy necesita de esos recursos para poder seguir aguantando la pandemia y la cuarentena. Pero, por sobre todas las cosas, el razonamiento de “el dinero es mío y estos empresarios me lo roban” es la más clara demostración de la crisis política que vive el país tras el 18 de octubre y su creciente polarización.

Más allá de la relevancia que tiene este hecho en el actual contexto de pandemia y crisis económica, se debe comprender que el sistema de AFP es uno de los pilares del modelo neoliberal chileno, con el cual ha reivindicado su éxito ante el mundo entero. En pocos países se podría dimensionar que los fondos de pensión de los propios trabajadores serían administrados por el capital financiero, para que el dinero circule en cuantiosas cifras entre sus propios consorcios privados donde se comparten intereses y patrimonios económicos, generando una especulación financiera que posicionó a la economía chilena como una de las más importantes de la región. Tuvo que ocurrir una pandemia y un frenazo a la producción mundial para demostrar la fragilidad de una economía ultra especulativa y sobre endeudada, y que se sentara al sistema previsional al banquillo de los acusados.

Por tanto, la importancia de la votación del proyecto no radica tanto en si ayuda o no a los trabajadores, sino en la creciente deslegitimación del sistema de AFP y las posibilidades de cambiar ese sistema que lo único que ha generado es mayor precariedad y pobreza. En términos concretos y reales, sería el pueblo trabajador con sus fondos es el que sortea la situación crítica a nivel económico, ante un Estado incapaz de dar liquidez y protección con una política fiscal que recaude con más fuerza el patrimonio de los grandes grupos económicos. Sólo un dato gráfica esta realidad: “127 mil personas que se pensionaron durante el año 2019, a través de su ahorro y la rentabilidad conseguida por las AFP, sólo lograron autofinanciar una pensión menor a $49 mil, y el 50% de las personas que cotizaron entre 30 y 35 años en su vida laboral, pudieron autofinanciar una pensión menor a $234 mil, monto que equivale a 77,8% del Salario Mínimo a diciembre de 2019” .

La propuesta de retirar el 10% de los fondos de previsión y su aprobación por los diputados pone en cuestión no solo el sistema mismo –de hecho ya varios se preguntan: ¿está el dinero fresco para ser entregado o ya se perdió en la rueda de la especulación?-, sino al mismo gobierno y la coalición que lo sostiene, Chile Vamos.

Para el gobierno ha sido una nueva derrota a su política frente a la pandemia, pero sobre todo a su situación general, mostrando debilidad e inoperancia. El proyecto fue aprobado con 95 votos a favor y rechazado por 56 votos, para alcanzar esa cifra sectores de la coalición Chile Vamos votaron a favor del proyecto, sobre todo de Renovación Nacional, partido de derecha que más se ha fisurado desde el 18 de octubre de 2019, una vez más aparece la división política en las fuerzas de gobierno.

En parte, son estos hechos los que demuestran la fuerza del 18 de octubre. Los quiebres irreversibles de la coalición de gobierno muestran la profundidad de la revuelta del pueblo chileno, ya que hace aparecer las diferentes posturas para enfrentar, no solo la pandemia, sino, por sobre todo la crisis política que vive Chile y el colapso del propio modelo neoliberal. No por nada se potencia la llamada derecha social, que aún no tenemos claro en qué medida se separa del neoliberalismo impuesto por la Dictadura, pero entiende que debe producirse cambios importantes. Una respuesta política ante la crisis del modelo es necesaria para la derecha, sobre todo cuando tienen a un militante comunista, Daniel Jadue, como amenaza de encabezar un futuro gobierno. Esta es la misma derecha social que se ha pronunciado a favor del apruebo para el plebiscito, que dirimirá si se avanza o no en el cambio constitucional.

El pueblo está pendiente de este proyecto. El día anterior a la votación en distintos municipios del país, salió a protestar a favor de su aprobación con cacerolas, barricadas y enfrentamientos con la policía durante la noche. Lo que queda es la votación en el Senado o se podría dar también un veto presidencial. Sin embargo, el pueblo ya ha decidido y sabe que para conseguir sus victorias tiene que salir a las calles. No sería raro que el día antes a la votación en el Senado vuelva a salir a presionar a los senadores, en este caso, y si es rechazado o si se aplica el veto presidencial, salga a protestar no importando si hay cuarentena. No obstante, la fragmentación y falta de claridades de los sectores de oposición también da cuenta de una falta de orientación y proyecto que pueda unificarlas. Se sabe y se grita por la mayoría de los partidos de oposición del fracaso del modelo neoliberal, cuando fueron varios de ellos que lo gestionaron y perfeccionaron durante décadas. La apuesta por el fin del sistema de capitalización individual propiamente tal es la creación de un fondo solidario permanente, financiado por empleadores y el Estado, que pueda reponer el retiro del 10% y sea la piedra angular de un futuro sistema de reparto colectivo y solidario. De no aprobarse ese fondo, el riesgo es que el retiro del dinero legitime el sistema de capitalización individual, lo que dejaría en mal pie a cualquier proyecto anti-neoliberal para pensionar a la población.

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