El fin de semana largo de octubre hace ya dos años que no se caracteriza por las caravanas feministas de distintos puntos del país que llegan a la sede del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis y No Binaries. La pandemia y la necesidad del cuidado colectivo, no ha permitido la realización de este hecho político en 2020 y en la actualidad. Sin embargo, no deja de ser un momento de reflexión y de distintas maneras de encontrarnos ¿en qué momento se encuentra el movimiento feminista en nuestro país? ¿Cuáles son los desafíos y las tareas?
El punto de partida ineludible: nuestras conquistas
En un contexto de crisis sanitaria desde marzo de 2020 y una crisis económica y social en nuestro país que afecta con mayor crudeza a mujeres y disidencias, en donde la precarización de la vida en un sentido amplio no se ha modificado, es central tomar consciencia de lo que el movimiento feminista conquistó, aún en estos dificiles momentos.
Nos empuja una importante historia de lucha, de años de organización de campañas, de más de 35 años de EPMLTT+, de ejemplos históricos y luchas intergeneracionales, que sería imposible soslayar. Así es que durante la pandemia no solo nos organizamos para seguir tejiendo redes contra la violencia machista, aún en situaciones de mayor dificultad, y fueron principalmente las mujeres de los movimientos sociales quienes se pusieron al frente de las ollas populares, las tareas de cuidado y de promoción de la salud en los barrios populares, luchando por su justo reconocimiento. Sino que también obtuvimos conquistas históricas, como fue en diciembre del año pasado la ley de IVE y en junio de este año la ley de cupo e inclusión travesti trans.
La creatividad del movimiento se visibilizó en nuestras historicas jornadas de lucha para el 8 de marzo, las caravanas por el aborto legal, el 3 de junio bajo el grito de Ni Una Menos, y no dudamos en salir a la calle ante el femicidio de Ursula para reclamar una reforma de la justicia integral y con participación de las organizaciones populares y feministas.
Este es nuestro piso construido a partir de décadas de lucha y organización, de la marea verde de los últimos años pero también de las pioneras que supieron incomodar en contextos muy distintos y abrir caminos. Con esta acumulación histórica, tenemos el desafío de intervenir en esta coyuntura.
La reacción a enfrentar y las realidades que son urgente transformar
Los avances del movimiento feminista de los ultimos años, nos obliga a enfrentarnos a sectores reaccionarios que intentar frenar nuestras conquistas. Lo hemos visto en la historica lucha por el aborto legal, con los sectores antiderechos, en la respuesta de las Iglesias a nuestras luchas, en la actitud de instituciones conservadoras como la justicia frente a nuestros reclamos. Esto requiere de un esfuerzo de organización y resistencia a nivel nacional, para poder llegar a todo nuestro país, fundamentalmente al norte en donde se pueden encontrar las mayores resistencias de sectores conservadores.
Pero a su vez asistimos también a otro tipo de discursos que intentar minimizar nuestras demandas y problematicas, incluso utilizando a la agenda feminista como chivo expiatorio de la derrota electoral del gobierno. Así el debate suscitado hace semanas a partir de la hipótesis de una supuesta “agenda de minorías” que corrió el eje de la política estatal para concentrarse en ella, y no en medidas populares, necesita ser desbaratado, porque corre el riesgo de contraponer programas y conquistas del mismo campo popular.
Es decir, el mayor problema que acarrea esta posición, es la de borrar la enorme diversidad de los sectores populares, o de reducir la totalidad de sus problemas a cuestiones económicas. Pero también de desdeñar a la agenda feminista que ha intentando construir una mirada compleja de las distintas problematicas sociales tomando como parte de su programa el tema de la vivienda, la desigualdad salarial, la precarización laboral, el desconocimiento del trabajo esencial que realizan las compañeras de los movimientos sociales, la feminización de ciertas ramas del trabajo, como son las tareas de cuidado y su falta de reconocimiento desde el estado. Es decir, planteando una agenda de mayorías, y no por persistencia de un núcleo activista, sino porque los feminismos en los territorios, en los barrios populares, en los sectores campesinos, en las comunidades, existen y son parte de este movimiento. Desconocerlo, tamaño favor le hace a los sectores más conservadores y reaccionarios.
Por eso, el discurso de la “agenda de las minorias” no resiste el menor analisis cuando incluso se lleva a ejemplos como el DNI no binario: ¿qué tipo de recursos se utilizaron en esa política y no fueron destinados a otras? ¿La capacidad de un gobierno se limita a atender una única demanda o agenda? ¿no hay travestis y trans en los barrios que se benefician de una política que tiene como único objetivo reconocer algo tan elemental como nuestra identidad?.
La falta de políticas a favor de los sectores populares por parte del gobierno, en una difícil situación económica, con más de un 40% de pobreza, es una realidad, que como venimos señalando desde Abriendo Caminos debe ser modificada con la construcción de una agenda popular y marcos unitarios que tengan como punto ineludible la ruptura con el FMI, ya que de lo contrario se condena al país a pagar a la estafa de Macri. Reconocer esa realidad, que lejos está de solucionarse con los cambios de gabinete realizados y medidas aisladas, es también parte de la agenda de los feminismos populares.
Lo dicho no niega que los feminismos populares, tienen mucho que ganar y disputan cotidianamente la conciencia de millones en nuestro país. Esto continúa siendo una tarea permanente.
Pero así también es preciso señalar que no hay una agenda feminista realizada o acabada, que se han visto limitaciones en las políticas públicas desarrolladas por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y que las cifras hablan por si solas: 227 femicidios en lo que va del año, 26% de brecha salarial en nuestro país, el desalojo del gobierno porteño de la toma “La Fuerza de las Mujeres” hace apenas unas semanas como muestra de los problemas habitacionales que afectan a las mujeres y disidencias. Son solo algunos ejemplos que demuestran que nos quedan muchas luchas por delante para conquistar una vida digna para todas y todes.
Nuestros desafíos
Este fin de semana no existió un único encuentro plurinacional, pero se realizaron y realizarán múltiples y diversos formatos de encuentros, plenarios y asambleas de organizaciones populares, de redes, en villas, barrios, plazas, ferias, y también en distintos sindicatos y corrientes gremiales bajo la modalidad virtual o presencial. Nos mueve la certeza de saber que necesitamos de estos espacios de debate y encuentro, al menos comenzando de a poco.También nos mueve la convicción de empezar a planificar el encuentro que necesitamos en San Luis para el 2022. Que los reencuentros realizados bajo esta diversidad de modalidades no se traduzcan en fragmentación, sino en recobrar fuerza para las próximas luchas.
Parte de nuestras preocupaciones en la actualidad se encuentra en poder concretizar las leyes nacionales y conquistas de los últimos años en los diversos territorios. En este sentido tenemos el desafío de revalorizar luchas locales y territoriales por implementaciones efectivas de leyes nacionales que conquistamos ( IVE/ILE, ESI, Ley de protección integral contra la violencia de género, Ley Micaela, Cupo Laboral Travesti Trans). Es decir estamos ante un nuevo momento de apostar a un fortalecimiento por abajo del movimiento feminista, que obtenga cada vez más victorias concretas, que modifiquen la vida de mujeres y disidencias a lo largo y ancho de nuestro país.
Ese momento debe conjugarse con la potencia de la masividad que supimos construir y con la certeza de que es en la unidad, en la diversidad de las corrientes políticas que forman el crisol de feminismos en Argentina, lo que nos da la fuerza para las profundas transformaciones que necesitamos.