A cinco años del travesticidio de Diana Sacayán, una histórica referente del movimiento, hablamos con nuestra compañera “la Negra” Verdú para analizar las novedades en la causa. Invitamos a recordar el legado de Diana y su lucha, a levantar sus banderas y a reclamar justicia por ella y por todas las víctimas de crímenes a odio.

Un día como hoy pero de 2015, nos enterábamos del travesticidio de Diana en manos de Gabriel Marino, quien fue condenado a prisión perpetua luego de una gran lucha de nuestro movimiento. A la cabeza estuvieron familiares y amigues de Diana junto a muchas organizaciones que gritamos: “¡Fue travesticidio!” en las puertas de los tribunales.

Sin embargo, frente a los recientes cambios en la sentencia de la causa, conversamos con nuestra compañera María del Carmen Verdú, referenta de CORREPI y Abriendo Caminos, para poder saber los detalles de este retroceso y cómo sigue la batalla por justicia, además de retomar la tradición de lucha que supo construir Diana.

1) ¿Cómo fue la lucha por justicia por Diana?

MCV: La campaña pública que rodeó el juicio por Diana fue enorme. Fue protagonizada centralmente por sus compañerxs del movimiento LGBTTIQ+, y en particular el colectivo travesti-trans, pero fuimos muchas las organizaciones populares, como CORREPI, y referentes, como Norita Cortiñas, que nos sumamos con igual fuerza. Así se logró nuclear una fuerza social de gran trascendencia que puso en primera plana no sólo el reclamo de juicio y castigo por el crimen aberrante del que fue víctima la compañera, sino fundamentalmente que instaló la necesidad urgente de que se reconociera la especificidad del travesticidio. Jamás se hubiera logrado la sentencia del tribunal oral sin esa movilización permanente que acompañó cada tramo del proceso, signada por la unidad y la lucha colectiva.

2) ¿Qué hizo de ese primer fallo un hecho histórico?

La salida “fácil” para el aparato judicial era reconocer a Diana como mujer, a partir de la obtención de su documento de identidad con género femenino, y acotar el hecho a un femicidio, que de por sí no era poco. Pero la apuesta fuerte que se hizo, y que se logró obtener, fue ir más allá, romper la lógica binaria y que se reconociera en la sentencia su femineidad travesti, además de su condición indiscutible como referencia en esa pelea.

Por eso fue un hecho histórico, como reivindicación del colectivo LGBTTIQ+ y en particular de la población trans y travesti, que el Tribunal Oral nº 4 definiera el asesinato de Diana como travesticidio. El fallo, aunque no unánime, sino por mayoría, reconoció que el homicidio había estado motivado por su condición de mujer trans, y se aplicaron correctamente las dos agravantes concurrentes, la violencia de género, y, mucho más importante, el odio a su identidad de género.

3) ¿Cuál es la modificación que se estableció en este mes y qué gravedad tiene? ¿Qué implicancias tiene hacia adelante en otros posibles casos de travesticidios que lleguen al Poder Judicial?

La sentencia de la Sala I de la Cámara de Casación Penal, de nuevo por mayoría, confirmó la condena a prisión perpetua por homicidio cometido mediando violencia de género, pero excluyó el agravante por odio a la identidad de género. El primer voto, escrito por el juez Jorge Rimondi, descartó toda incidencia de violencia de género y odio a la identidad travesti, y propuso sostener la condena a prisión perpetua, pero por un homicidio sólo calificado por la alevosía. La jueza Patricia Llerena, a cuyo voto adhirió el juez Gustavo Bruzzone, admitió como agravante la violencia de género, pero sostuvo que no había evidencia de transfobia, de manera que el resultado fue eliminar como motivación del crimen el odio a la identidad travesti, y por ende la palabra travesticidio desapareció de la sentencia.

Es un retroceso evidente que hay que evitar que adquiera fuerza de cosa juzgada, por eso apoyamos el recurso extraordinario ante la Corte Suprema que interpondrá la querella. Así como en el ámbito laboral exigimos la real y efectiva vigencia del cupo trans-travesti, la demanda de reconocimiento del asesinato de Diana Sacayán como travesticidio es definitoria en la agenda para todo el colectivo.

4) ¿Qué podés contarnos sobre Diana Sacayán, su lucha, convicciones y lo que significó para el movimiento popular su travesticidio?

Diana, junto a Lohana y Marlene, fue de las primeras compañeras organizadas del movimiento travesti con quienes nos vinculamos fuertemente desde CORREPI. Compartíamos centralmente la pelea contra las detenciones arbitrarias, el verdugueo, las extorsiones. Desde antes del cambio de siglo veníamos coordinando acciones comunes. Para julio de 2004, Diana y su hermana Johanna, que activaban entonces fuertemente en La Matanza, denunciando redes de trata y prostíbulos con protección policial, fueron emboscadas y detenidas por la policía bonaerense. Les armaron una causa penal con clara finalidad de disciplinarlas, y rápidamente el juez decretó sus prisiones preventivas. Con mi compañero Ismael Jalil asumimos su defensa.

Para fin de ese año, eran más de 40 lxs presxs políticxs en Argentina, por lo que CORREPI promovió un acampe en Plaza de Mayo, bajo la consigna Navidad sin Presxs Políticos, que se extendió del 20 al 25 de diciembre. Una tarde, la actividad central prevista era la exhibición de un video sobre la situación de Diana y Johanna. Estaba por empezar la proyección en la plaza cuando Ismael me llamó desde los tribunales de San Justo para darme la buena noticia: habíamos logrado la libertad de las hermanas Sacayán. Unas horas después, Diana apareció en la plaza. La abracé y le dije que no era lo mejor que estuviera ahí, que se fuera a descansar a la casa. Me miró como si le estuviera hablando en finlandés: “Negra, hay presxs políticxs, mi lugar es acá, no me vengas con boludeces”. Y se quedó. Ésa era Diana Sacayán.

Sin duda una de las peleas que batalló Diana durante años, fue la inclusión laboral para el colectivo travesti-trans. Su memoria vive en cada lucha y saludamos fuertemente los avances históricos que se están desarrollando al respecto: como lo es el decreto que estableció el cupo laboral travesti-trans en el sector público y el reciente dictamen que obtuvo el proyecto de ley de inclusión laboral travesti-trans que se está tratando en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional.

A 5 años de su asesinato, seguimos recordando a Diana por su lucha constante y su ejemplo que marcaron un antes y un después en nuestra historia. Rechazamos el retroceso en la sentencia de la Sala I de la Cámara de Casación Penal que borra la figura de travesticidio como forma de invisibilizar el odio que motivó el asesinato de Diana. La condena bajo esta figura es una conquista popular de la lucha, que es contra los crímenes de odio pero también contra las políticas de un Poder Judicial que lo legitima y reproduce permanentemente. Seguimos luchando, hoy y todos los días, con el ejemplo de Diana como bandera.

Basta de crímenes de odio.

Fue travesticidio.

Vamos por la sanción Ley de Inclusión Laboral trans travesti Diana Sacayán.

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