En las últimas semanas, cientos de hinchas de Boca se mostraron ofuscados y enojados con la conducción del club por la decisión de no dejar jugar a Sebastián Villa y que éste haya decidido abandonar el club. Las críticas se posaron sobre todo en Juan Román Riquelme, quien encabeza el consejo de fútbol que determinó que el delantero sea apartado del plantel y no pueda jugar de manera oficial.
El jugador colombiano está imputado por lesiones leves y coacción agravada, luego de golpear salvajemente a su entonces pareja, Daniela Cortés, quien lo denunció además en redes sociales con fotos y videos contundentes, dejando atrás el miedo y el sometimiento, rompiendo las barreras de una burbuja de violencia legitimada por la sociedad futbolística, para gritar al mundo que no quería ser una más, ni una menos.
Hinchas y personalidades del fútbol hacen cola para quejarse de la decisión de Riquelme y compañía, para exigir que no se metan con “la intimidad del deportista”, para resongar que no importa si es un macho que le pega a las mujeres porque “la rompe” jugando a la pelota. ¿Acaso el fútbol no es también formador de cultura? ¿Acaso no es el deporte constructor de valores? ¿Acaso no tenemos bastante ya con que nuestra amada redonda esté rodeada de intereses financieros que ensucian y desfiguran la pasión?.
La ola verde que irrumpió en las calles, en las casas y en las camas baña nuestra sociedad toda, revoluciona cada rincón de nuestra vida, y el fútbol no es la excepción. Así lo demostraron las futbolistas con ese enorme paso hacia la profesionalización del fútbol femenino, y así lo demuestra cada tribuna donde las mujeres empujan cada día para ganarse un lugar, como también lo hacen en la política de los clubes.
Desde “Feminismo Xeneize”, agrupación feminista de Boca Juniors, bancaron la decisión del club de correr a Villa, pero alertaron sobre “las dificultades para estar a la altura de las circunstancias” que tienen los clubes en Argentina y consideraron que “los protocolos contra la violencia de género son fundamentales para nuestro club y para todos los clubes de fútbol del país”, en un comunicado referente al caso Villa-cortés. A su vez, desde la agrupación reaccionaron rápidamente para velar por la integridad de la denunciante, por sobre lo que pudiera pasar con el violento, a pesar de cómo juegue al fútbol.
Faustino Asprilla, ex jugador y referente de la selección colombiana en los ‘90 y actual panelista de un programa de radio en Colombia, criticó duramente, en las últimas horas, al club de la ribera por la determinación que tomó con el jugador. “Un equipo que no lo apoyó en nada, es un jugador del club y el club lo debe apoyar. El club le dio la espalda y lo declaró culpable” dijo “el Tino” frente al micrófono de “Blog Deportivo”.
¿Qué pasa muchachos, estamos todos locos? ¿En serio un varón golpea y lastima a una mujer y puede seguir jugando como si nada? ¿Qué tenemos que esperar, que la mate?. Los clubes tienen un rol social y nuestra sociedad debe mejorar, en este y muchos otros aspectos, y tenemos que luchar para eso. Es hora de que los varones, futboleros o no, rompamos de una vez la cofradía de los machos, cuestionemos nuestros privilegios, abramos los ojos y construyamos un juego de igualdad para todos, todas y todes, un partido en el que la única diferencia sea de camiseta y donde la violencia sea un triste recuerdo de otros tiempos nada gloriosos.