A 5 años del asesinato de Berta Cáceres, lideresa del pueblo lenca, Honduras continúa siendo el país más peligroso para el activismo ambiental y de derechos humanos. Con la continuidad del golpe de estado del año 2009, el ejemplo de Berta y la incansable lucha por justicia, es un eje fundamental para, en tiempos de inestabilidad, abrir nuevos horizontes para los pueblos latinoamericanos.

Berta Cáceres era una reconocida activista hondureña, fundadora del COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras) en el año 1993 y su coordinadora general hasta el momento de su asesinato.

El desarrollo propio de la organización indígena, las importantes luchas por visibilizar a sus comunidades y resolver sus problemáticas, el lugar dado a las mujeres indígenas, la claridad de objetivos antiimperialistas que debía trazarse el movimiento popular en un país como Honduras en donde al decir de Berta “es laboratorio de Estados Unidos para sus planes en América Latina”, le valieron de una gran referencia nacional y a partir de los lazos que iba tejiendo latinoamericanistas e internacionalistas, internacional.

En el año 2015 recibe el premio Goldman – importante reconocimiento a activistas ambientales- por la lucha que venia desarrollando en contra del Proyecto Hidroeléctrico “Agua Zarca”, que contaminaba el río Gualcarque y afectaba fuertemente a la comunidad de Río Blanco.

A pesar de tener ese grado de reconocimiento y una serie de medidas cautelares para proteger su vida, consciente del riesgo que corría, aquel 2 de marzo de 2016 por la noche, sicarios ingresaron a su casa y la asesinaron con total impunidad. El caso de Berta Cáceres, expone el grado de responsabilidad estatal en un país que tiene el mayor índice de homicidios de activistas ambientales en el mundo. Y el rol cómplice de los Estados Unidos: en 2016, este país contribuyó 100 millones de dólares estadounidenses (USD) en ayuda bilateral, de los cuales decenas de millones de dólares procedentes de esta ayuda se destinaron a la policía y el ejército, cuerpos que están seriamente implicados en la violencia contra les activistas ambientales.

Lo que el golpe dejó…

Esta situación se da a partir del golpe de Estado que Honduras padece en el año 2009. El país se encontraba en ese momento con el mandato presidencial de Mel Zelaya, integrado al ALBA y desarrollando un proceso de consulta popular para una reforma constitucional.

Berta Cáceres y el COPINH fueron claves en estos momentos, en lo previo generaron herramientas de organización popular como fue el “Primer Encuentro por la Refundación de Honduras”, el llamamiento a la construcción de gobiernos municipales indígenas, promoviendo la idea de construir poder para refundar Honduras en función de los intereses populares.

En palabras de Berta “¿Cómo desarrollar un trabajo articulado que consolide los procesos emancipatorios? ¿Cómo ver que el poder también se construye y se ejerce? ¿Como construir un poder que sea capaz de soportar la presión de la oligarquía, del imperialismo? Discutimos el tema del poder comunitario, popular, indígena, feminista, de las comunidades negras, de los barrios. Intentamos construir un concepto de poder con esa diversidad de la que somos parte, porque es lo que somos como pueblo.”1


Posterior al golpe Berta jugó un rol fundamental en el Frente Nacional de Resistencia Popular, con el objetivo de recuperar un proceso democrático a partir de la lucha popular, que allanara el camino para profundizar en las transformaciones necesarias y escapar de las negociaciones que harían retroceder a Honduras. Se convirtió en una referencia insoslayable y en una constructora de la unidad en toda la diversidad de la resistencia para luchar contra el golpe.

Las secuelas del golpe de Estado en Honduras pueden verse hasta el día de hoy con el gobierno de JOH, gobierno fraudulento que incremento los proyectos mineros, el saqueo, las privatizaciones y la violación a los derechos humanos. Sin embargo, desde el 2009, las resistencias y las movilizaciones del pueblo hondureño siguen profundizándose.

Justicia para Berta, y transformarla en bandera

En este marco, la lucha por Justicia para Berta, encarada por el COPINH y familiares y con fuerte apoyo en distintas partes del mundo ha sido muy importante, pese al entramado de negocios y complicidades entre el Estado Hondureño y el Grupo DESA. Se han conseguido penas para los autores materiales, pero siguen faltando los responsables intelectuales y políticos del asesinato.

Continuar esta lucha y seguir convirtiendo el ejemplo de Berta en bandera de los pueblos latinoamericanos rescatando su integralidad, sus convicciones anticapitalistas, antiimperialistas, anticoloniales, feministas y de defensa de los bienes comunes se vuelve fundamental para nuestras continuas luchas en un mundo azotado por múltiples crisis. Hacernos cargo de ese llamado de Berta “Despertemos humanidad, ya no hay tiempo. Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de solo estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal”, es una guía de acción para nuestras generaciones.

.1 “Las revoluciones de Berta” Claudio Korol.

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