La carta de la vicepresidenta en ocasión de los 10 años de la muerte de Néstor Kirchner y un año de la victoria electoral del Frente Todos volvió a alterar la agenda y el tablero político en el marco de una profundización de la crisis en todos los niveles. Cómo encaramos esta coyuntura desde los sectores populares.

La vicepresidenta de la Nación acaba de publicar una carta que nadie puede decir que no impactó en la conversación y debate de todos los ámbitos políticos y militantes. Hay que reconocer que Cristina toma dos fechas pasadas para traer discusiones de enorme actualidad para el momento político del país.

CFK realiza un balance, de acuerdo a su mirada lógicamente, de las últimas dos décadas en el país y no se priva de criticar a propios y ajenos. Sin embargo, en resumidas cuentas, el mensaje de la vicepresidenta podría sintetizarse del siguiente modo: ustedes, empresarios y corporaciones, con nuestros gobiernos ganaron y con el macrismo perdieron. “No hay otra que acordar para salir de la crisis”.

Desde una posición de debilidad por las dificultades de conducción y gestión que expresa la coalición gobernante, es ahora Cristina quien vuelve a convocar -incluso a los medios hegemónicos- a un acuerdo social.

Sin embargo, la propuesta de llegar a un entendimiento para que “ganen todos”, ¿qué respuesta obtuvo? La burguesía y la derecha están dispuestos a negociar, sí. Pero con una serie de condiciones: una reforma de gabinete con la salida de los elementos “díscolos” y un “shock de confianza” para los inversores. O sea, no los “gestos” y “guiños” del último tiempo del gobierno, sino un programa abierto contra la clase trabajadora que implique devaluación, descongelamiento de precios, suba de tarifas, reforma laboral, “defensa de la propiedad privada”, etc. El mismo plan que acaba de ser derrotado en Chile , tras décadas de fracaso y en Bolivia, donde ni un gobierno de facto pudo arrasar las conquistas que del pueblo boliviano y del gobierno del MAS en los últimos años.

El planteo de un acuerdo social en estas condiciones vuelve a demostrar su inviabilidad y, por el contrario, confirma que todas las últimas concesiones -incluyendo más emisión de bonos atados al dólar y una serie de instrumentos financieros que contrastan con las ofertas salariales del 7% a trabajadorxs públicxs- no desarrollan ninguna salida positiva a la crisis.

Por el contrario, como hemos venido señalando y como se ve en la disputa más general en la región, es necesario fortalecer la unidad de los sectores populares por una agenda que plantee el cuestionamiento a que sea el pueblo quien pague la estafa de Macri y el FMI; por el tratamiento inmediato del impuesto a las grandes fortunas y su instalación en forma permanente; el derecho a la vivienda y a la tierra, ningún desalojo ni represión; aumento de salarios acorde al costo de vida y defensa de los puestos y condiciones de trabajo; aborto legal e integración laboral trans ya.

Ese es el único “acuerdo social” que nos puede sacar de la crisis actual. Las distintas iniciativas, parciales, que se vienen desarrollando en el último tiempo como el Proyecto Artigas, la huelga nacional aceitera, la reactivación de la marea verde o, marcando por fuera de la convocatoria de la conducción de la CGT, expresiones como la caravana del 17 de octubre dan cuenta de un movimiento popular que empieza a reaccionar después del fuerte impacto de la pandemia. Hay que alentar, multiplicar y articular todos los reclamos populares con un eje claro de derrotar la agenda de las patronales, la derecha y el imperialismo.

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