Desde hace más de 10 años que Silbando Bembas viene batallando en las calles una forma de hacer cine. Este colectivo de cine militante, clasista, feminista e internacionalista que piensa lo audiovisual como una herramienta al servicio de la lucha de la clase obrera y los explotados, se lo puede seguir en su canal de youtube, pero reconocen que la mejor forma de llevar sus contenidos a lxs laburantes es por medio de whatsapp. El estado actual de pandemia pone en crisis la forma de producción audiovisual en el país y casi la totalidad de lxs trabajadorxs del sector vio paralizada su actividad. En ese marco, desde Abriendo Caminos entrevistamos a Francisco “Flecha”, para que nos cuente qué está pasando en el sector audiovisual.

AC: Para empezar contanos un poco cómo está actualmente Silbando Bembas, como lo encontró la pandemia y qué pasó con los documentales que venían trabajando.

F: Documentales estamos trabajando en dos: “La 60. Crónica de una lucha obrera” sobre la organización de los trabajadores de la Línea 60, el mismo tenía reservada la sala del Cine Gaumont en junio de este año para su estreno y se postergó por toda esta situación. Además, venimos trabajando en “Los instigadores” que tenía fecha de estreno para fin de año y nos agarró la pandemia con el proceso de postproducción. Más allá de los largometrajes, desde nuestro espacio estamos enfocadxs en volcar nuestro laburo audiovisual a una militancia urgente por la situación que se está desarrollando: una crisis sanitaria sin precedentes en un contexto de creciente crisis económica en el cual las distintas patronales aprovechan para descargarla sobre lxs trabajadores. No me lo invento yo, podemos verlo en un montón de despidos, suspensiones, rebajas salariales, por supuesto con la complicidad traidora de la burocracia sindical y el visto bueno del gobierno que subsidia las grandes patronales. Toda una serie de luchas que se da también por las condiciones de seguridad e higiene en la pandemia y eso nos tiene en las calles filmando permanentemente y poniéndonos al servicio de los sectores en lucha. Hemos hecho un montón de materiales sobre los compañeros del Frigorífico Penta, sobre los repartidorxs, trabajadorxs de la salud, el impacto de la crisis sanitaria en los barrios populares como la 31 y Azul en Quilmes-Avellaneda y también sobre el aumento exponencial de los casos de violencia de género durante la cuarentena. A su vez, estamos dándole destacada importancia a un espacio que se llama “Basta de asesinatos laborales” que en este contexto de crisis sanitaria es fundamental para luchar y organizarnos por mejores condiciones de seguridad e higiene.

AC: ¿Cómo ves hoy por hoy la situación actual del INCAA frente a la pandemia? ¿Qué soluciones concretas ha reportado el Instituto frente a la emergencia del sector y qué opinión te merecen?

F: La situación es desastrosa para todo el sector. No hay ningún tipo de solución concreta ante todos los rodajes parados, ante todos los técnicxs sin laburo. Yo creo que hay que enmarcarlo en una tendencia mucho más general del INCAA, que se viene arrastrando desde varias gestiones y que tiene que ver con un ajuste en un contexto de crisis. Se podría pensar que se empezó a dar en 2013 cuando la presidenta de aquel entonces, Liliana Mazure hizo una modificación de la normativa de lo que son las vías digitales, prácticamente con la intensión de regular qué se produce por esa vía y qué no, sacando resoluciones de los documentalistas de los comités. Esto se siguió profundizando con el plan de Fomento que impulsó Cacetta delante del INCAA, que fue sumamente ajustador, básicamente lo que hace es dejar por fuera a una grandísima cantidad de realizadores independientes concentrando los subsidios en las grandes empresas que, uno podría decir paradójicamente no los necesitan para producir pero aun así son los principales destinatarios, y siguió con Haiek, el saliente presidente, con quine se subejecutaron los presupuestos de una manera escandalosa. Actualmente sentimos una continuación de una política dónde no hay una salida para el cine independiente. Se habla de un nuevo Plan de Fomento, pero concretamente, no hay nada. Y allí se cuela una discusión nada menor que es quién lo redacta, a quién se consulta. Porque la realidad es que el cine independiente: realizadores integrales, de documental y ficción de bajo presupuesto, miles de operarixs y técnicxs, estudiantes de cine y los distintos sectores que hay, estamos fuera de esos debates. Se nos expulsa de esos debates, se nos veda y ante una situación que de arrastre era crítica, en el contexto actual, es todo más complicado.

AC: ¿En qué lugar quedó la Mesa de Directores frente a estos anuncios que hiciera Puenzo y su equipo?

F: En los últimos años han surgido toda una camada nueva de realizadorxs audiovisuales y técnicxs de la industria. Hace años se hablaba de que los estudiantes de cine en el país se contaban de a miles, lógicamente estos han ido insertándose en el mercado laboral y son sin lugar a dudas una gran masa de compañerxs que están buscando un lugar dónde organizarse. Vale mencionar antecedentes como la movilización en 2017 de casi 2.000 personas al cine Gaumont, experiencias como el frente audiovisual feminista, hoy existe el TAP (Trabajadores Precarizados Audiovisuales) y otros espacios colectivos de realizadorxs y técnicxs que se empiezan a juntar, en algún punto porque no se están canalizando esos debates en las asociaciones gremiales clásicas, ni tampoco de las burocracias sindicales de la industria. No hay un intento de organizar y movilizar a esas masas que están empezando a exceder a estas organizaciones. Uno de los problemas de estas asociaciones gremiales es que plantean la discusión en términos de “cine nacional” estableciendo un frente único con las medianas, y sobretodo, con las grandes productoras, lo que lleva a que en los hechos los que sean beneficiado de cualquier medida son esos sectores. Desde Silbando Bembas entendemos que debería plantearse desde el ángulo de intervención del “cine independiente”, que somos los sectores que no pertenecemos a las grandes productoras, que no pertenecemos a Polka, por ejemplo, es decir a los sectores que Puenzo recibe. Finalmente hablar -en este contexto- de cine nacional, termina dándole el aval al plan de fomento que comentamos en la pregunta anterior cuando en realidad lo que hay que hacer es organizar y canalizar todos los debates que estas camadas de nuevxs realizadorxs y técnixs vienen planteando. Hoy la mesa de Directores se limita básicamente a pedirle a Puenzo una reunión y lo más dinámico está pasando por otro lado.

AC: El subsidio de emergencia para el sector ¿Realidad o ficción? ¿Quién queda adentro de esto y quienes afuera?

F: Yo creo que es el punto crítico o hasta central de lo que se está discutiendo hoy. Los distintos créditos o fondos como el IFE, o los créditos a tasa 0% para los monotributistas, o incluso el del FNA, son la inmensa mayoría de los casos inaplicables para lxs técnicxs y realizadorxs que hoy no están cobrando nada y además de inaplicables son insuficientes. Por su parte SICA venía hablando de 4.000 técnicxs, pero es un hecho que hay una inmensa masa de trabajadorxs que están por fuera y que están precarizadxs y trabajan de manera de informal, por lo que, el número es bastante mayor al que habla SICA. Todos estos son trabajadorxs que no están accediendo a ningún tipo de subsidio, hace poco escuchaba la entrevista de Puenzo al programa de Bercovich, y decía que el problema era que los téncnicxs no explicaron bien cuál era su situación. Es una falta de respeto y se está riendo en la cara de todas las familias que dependen de esos ingresos. Dentro de lo que es el TAP se está exigiendo un subsidio de $30.000 para poder afrontar esta situación que entendemos es crítica.

AC: La distribución y exhibición en Argentina es una de las cadenas rotas en el esquema productivo del INCAA hace años. ¿Cómo afecta la imposibilidad de exhibición en sala (por la pandemia) para los productores locales?

F: El problema de la distribución y exhibición en Argentina es estructural y antecede a la pandemia. Hoy el circuito privado está hegemonizado por las cinco majors hollywoodenses con sus salas a lo largo de todo el país. Y las salas privadas que ofician las veces de salas INCAA prácticamente no funcionan a excepción prácticamente del cine Gaumont. O no se promocionan las películas que allí se pasan, o están cerrados o directamente no se pasan películas. Es un circuito que es absolutamente incapaz de absorber la producción del cine argentino y cine independiente, sobre todo. Por año se producen entre 150 y 200 largometrajes en Argentina, de las cuales el 45% es cine documental (que se produce con alrededor del 6% total del presupuesto) Ese 45% casi en su totalidad no puede acceder a estos circuitos, el privado porque se rige por intereses económicos donde se piensa el audiovisual como una mercancía y no en su sentido social, cultural, político y al público porque no da abasto. Si bien luchamos por eso siempre, en el contexto de la crisis económica que atravesamos, lleva a que hoy la discusión sea nuevamente la garantía de la producción y que hayamos retrocedido en esto. Más allá de eso, no es una bandera que rifamos y seguimos exigiendo que se cumpla la cuota de pantalla, también en televisión, que se cumpla la exhibición de cortometrajes nacionales en los cines, etc.

AC: El INCAA se autofinancia con la venta de tickets de todas las películas que pasan por salas. Vale mencionar que año a año hay cada vez mayor afluente de espectadores a las salas. ¿Qué pasa con las plataformas VOB y los servicios OTT (NETFLIX, YOUTUBE, FLOW, etc.) qué rol juegan en la distribución actual? ¿Qué aporte hacen al INCAA?

F: Hoy no hay ningún impuesto, y ninguna tasa particular que las regule. Lo único que se aporta vía estas plataformas a través de estas plataformas es el IVA. Y muchas asociaciones, y la gestión del INCAA también, dicen que parte de esto debería ir para el fondo de fomento del Instituto cosa que nosotros creemos que no. Lo que se recauda a través del IVA, es dinero que va al tesoro, y en este contexto de crisis tiene otro destino. Además, porque básicamente lo que tiene que generar ese ingreso para el INCAA no son los consumidores de este tipo de plataformas, sino las propias empresas que están teniendo ganancias exorbitantes. Hoy se está discutiendo en términos generales un impuesto a las grandes fortunas, acá son multinacionales que la levantan en pala en este contexto y no tienen ningún tipo de regulación a fin de poder ser un instrumento de financiamiento para el cine argentino, además de que no tienen ningún tipo de regulación en su cuota de pantalla.

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