El rol de los movimientos sociales en nuestro país viene cumpliendo un papel central en las barriadas populares a lo largo y anoche de nuestro país desde hace décadas. La pandemia que ya empezó a meterse en nuestros barrios y a golpear a los más humildes, requiere que reforcemos el rol de las organizaciones sociales y territoriales y pensar salidas unitarias a esta crisis sanitaria, económica y social.
El avance del COVID-19 esfumó los planes de reactivación económica con el que asumió el gobierno de Alberto Fernández, y ahora debe surfear sobre una triple emergencia: económica, social y sanitaria. En este marco mientras que empresarios millonarios responden en esta coyuntura con despidos, recortes salariales, cese de contrataciones etc., los movimientos sociales a lo largo y ancho del país nos ponemos al hombro las necesidades de los más humildes, peleando por que llegue cada vez más alimentos a los barriadas populares de todo el país, pateando los barrios con las promotoras de salud y géneros. En concreto, esto deja en evidencia las distintas formas de encarar la crisis actual, distintas formas ancladas sin disimulo en una cuestión de clase.
La cuarentena se da en el marco de una situación económica y social muy compleja para nuestro pueblo luego de los 4 años de macrismo a nivel nacional. Un 40% de trabajadorxs precarizadxs, jubiladxs, pensionadxs y quienes tienen planes sociales por parte del Estado, tienen ingresos que están muy por debajo de la canasta básica, por lo cual muchxs de esas mismos sectores trabajan cotidianamente en trabajos informales o changas que en periodos de cuarentena no pueden acceder por el freno en la actividad económica, por ende quienes lograban tener un ingreso en el día a día la tienen más y su situación económica es cada vez peor.
En este sentido el gobierno salió con una serie de medidas paliativas para contener la situación con un ingreso familiar de emergencia de 10 mil pesos por única vez para monotributistas y trabajadores informales, que llegó a un total de 8 millones de personas sobre un total de 11 millones de inscriptos, lo cual deja en evidencia que no alcanza a todo el universo que lo necesita, aspecto que trajo costos a la interna del propio gobierno que significó la renuncia de Vanoli en el ANSES; quienes tienen el programa de empleo de 8.500 pesos y tienen hijxs cobrarán la AUH con el bono de 3 mil pesos. Es importante también poner sobre la mesa que aun con esas medidas paliativas la mayoría no logra superar la línea de pobreza, cercana a 40 mil pesos para una familia de 4 personas. Y hoy mucha de esas familias se organizan a través de los movimientos sociales y lograr tener al menos un plato de comida en la mesa por medio de la organización de los movimientos sociales. En ese sentido también cabe resaltar que los precios de los alimentos han tenido un aumento escandaloso, incluso el propio Ministerio de Desarrollo Social bajo la cartera de Daniel Arroyo realizó una compra de alimentos para destinar a los movimientos que llegan a miles y miles de familias, por encima del 50% de los precios estipulados por el propio gobierno nacional, lo cual trajo un preocupante freno en la llegada de los alimentos a nivel nacional y la necesidad de que desde el estado se lleve adelante una política de mayor control de precios y la consecuente intervención de los empresarios que especulen con el hambre de nuestro pueblo.
En este contexto las posibilidades de realizar el aislamiento obligatorio en los barrios populares presenta una infinidad de problemas que se deben tener en cuenta. El hacinamiento y las condiciones precarias de las viviendas, la falta de redes de desagüe, millones de personas acceden agua solo por fuera de sus viviendas, o que ni siquiera acceden al agua como pasa en la Villa 31 en CABA, siendo clave para poder mantener la higiene que es indispensable para el cuidado y evitar la expansión del COVID-19. Al mismo tiempo que en muchas de las barridas, por las condiciones de vida, alimenticias y ambientales, sufren de otras enfermedades como diabetes, broncoespasmo, dengue entre otras que significa que sean población de riesgo.
Dicha situación implica que las posibilidades del aislamiento en cada uno de los hogares sea prácticamente imposible, sumado a ello desde los movimientos sociales se sigue sosteniendo el funcionamiento diario de los comedores y merenderos populares para las familias, de hecho hoy en día en la Ciudad se duplicó la cantidad de gente que asiste a los comedores y a nivel nacional según el propio Daniel Arroyo se pasó de 8 a 11 millones las personas que necesitan asistencia alimentaria, y las listas de espera se siguen agrandando día a día. Es por ello que el quédate en casa en los barrios populares se traduce a quedate en tu barrio, pero no podemos obviar las condiciones de vida en nuestros barrios, por lo cual se necesitan políticas públicas integrales en base a la realidad concreta.
Protocolos sanitarios que excluyen a las barriadas populares
En este marco el sistema salud para poder enfrentar la pandemia y contener la emergencia sanitaria, es un sistema que durante décadas sufrió un vaciamiento, con presupuestos a la baja y trabajadorxs precarizadxs durante décadas. El avance de la pandemia avanza sobre los sectores populares y ello implica que si no se toman medidas acordes se profundizará aún más la crisis sanitaria, económica y social.
En ese sentido los protocolos de actuación ante la confirmación de casos positivos desarrollados a nivel nacional y en cada jurisdicción dejan en evidencia que no se contempla la realidad de las barriadas. Allí se mencionan una serie de pasos a seguir, como el aislamiento de los contactos de los casos positivos, que son imposibles de realizar en viviendas precarias donde prima el hacinamiento de familias por la falta de vivienda propia.
Impuesto a las grandes ganancias para llegar a los que menos tienen
Mientras que los movimientos sociales nos ponemos al hombro en laburo en los barrios populares, distintos sectores empresariales que tienen ganancias millonarias presionan para que se levante o flexibilice la cuarentena para no perder ganancia, y toman una serie de medidas que atacan a lxs trabajadorxs. El caso más emblemático fue el de Techint, donde Paolo Rocca –quien se encuentra entre las 500 personas más ricas del mundo-decidió despedir a 1450 trabajadorxs, otros sectores han avanzado también en despidos, ceses, rebajas salariales, en el no reconocimiento de licencias habilitadas por decreto del gobierno quienes tienen tareas de cuidado de sus hijxs, entre otras. Tienen un único objetivo: cuidar que sus ganancias multimillonarias no se achique. Los movimientos sociales tenemos un único objetivo: cuidar a nuestro pueblo del avance de la enfermedad, el hambre y la miseria.
Por ello entendemos que es imprescindible que se avance en la implementación de impuestos extraordinarios a los empresarios de la industria farmacéutica, petróleo, industria farmacéutica, alimentación, negocio inmobiliario, para poder afrontar la crisis y quienes tienen millones sean quienes aporten y no los sectores populares de nuestro país. No tienen coronita, nosotrxs tenemos necesidades urgentes infinitas que deben ser atendidas y si no hay plata se tiene que sacar de donde si hay. No podemos esperar más, la pandemia no espera a meterse en los barrios y el hambre tampoco.
Movimientos sociales, unidad y organización para enfrentar la crisis
La apuesta es y debe seguir siendo la coordinación entre los movimientos sociales con las organizaciones del campo popular y todos los sectores sociales que estamos en los territorios. En cada barrio en el la apuesta de los movimientos sociales es la puesta en pie de comités de emergencia, que deben estar atravesados por una perspectiva de géneros que contenga la crítica situación de violencia machista, para coordinar con el conjunto de las organizaciones y los distintos sectores que estamos en los territorios medidas concretas para enfrentar la crisis sanitaria y económica y que nuestro pueblo no sea quien paga los costos de esta situación de emergencia sanitaria y crisis económica.
Para lxs trabajadorxs desocupadxs, lxs más humildes de nuestro pueblo, la pandemia y la crisis económicas pueden ser letales. La solidaridad de clase y la unidad es el único camino que nos permitirá empujar desde los movimientos sociales con un solo puño medidas efectivas desde el gobierno nacional y de cada una de las jurisdicciones. Es el único camino para que esta crisis profunda no la paguemos los de abajo.
– Comités de emergencia en todos los barrios de nuestro país
– Precios populares. Control de precios e intervención estatal a las empresas especuladoras.
– Impuesto a las grandes ganancias y asignación de ayuda económica para los más humildes.
– Ingreso universal de emergencia
– Protocolos sanitarios para las barriadas populares