Mientras todavía resuenan los coletazos por el desalojo y la represión en Guernica, durante el mes de noviembre arribará la misión del FMI en su segunda visita al país para avanzar en “la renegociación de la deuda” con el organismo.


Pero, ¿qué deuda? Los 45 mil millones de dólares que el Fondo le dio a Macri para sostener a su gobierno hambreador y que, como confesó un funcionario norteamericano, le permitiría ganar las elecciones presidenciales de 2019.


Con esos fondos financiaron la fuga de capitales récord donde prácticamente la totalidad de la deuda externa pública asumida en esos cuatro años tuvo su equivalente en fuga.

O sea, ni un peso para el pueblo. 
Por lo tanto, hablamos de una deuda ilegítima e ilegal, que violó los propios estatutos del FMI para ejecutarse. Esto es lo que se negocia pagar ahora al Fondo en el contexto de una profunda crisis sanitaria y social.


Pero no sólo eso. Cualquier renegociación con el Fondo trae aparejado “condicionamientos” para garantizar el pago de esa estafa. Así, el pueblo argentino deberá soportar nuevas penurias para pagar la fiesta de los mismos de siempre.


Reza el dicho de los “realistas” que es necesario acordar con el FMI para “dar señales de confianza”, “para no caernos del mundo”. Bien vale señalar entonces que un mismo argumento se planteó con la renegociación de los fondos privados como BlackRock, Templeton y Pimco.


Meses después de ese “gol” del Ministro de Economía, la situación habla por sí sola: cerca del 50% de pobreza, desocupación arriba del 13,5% y una brecha cambiaria superior al 100% (la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo). El acuerdo con los fondos “acreedores” no trajo ninguna “normalización” de la economía, sino que le dio aire al imperialismo, la burguesía y las derechas para redoblar la presión por su programa contra la clase trabajadora.


Los hechos de la última semana también son esclarecedores. Mientras se desalojaba en Guernica y se daba luz verde a la represión contra otras ocupaciones de tierra en el resto del país, se aprobaba en Diputados un presupuesto que recorta gastos y se lanzaba un bono atado al dólar para los especuladores de siempre.
La ecuación no amerita mayor complejidad: en estas condiciones, la deuda la pagan las familias sin techo, la pagan lxs desocupados, lxs precarizadxs. La paga el pueblo, en síntesis. Mientras tanto, los responsables de la crisis que atravesamos no ponen ni un peso de manera simbólica ya que el impuesto a las grandes fortunas parece haber entrado en el “sueño de los justos”.


El pueblo derrotó a Macri en las urnas con otro mandato. Que la prioridad sean lxs más postergados, sean aquellxs que perdieron en los últimos cuatro (¿cinco?) años.

Es momento de unir fuerzas en los sectores populares para torcer el rumbo que se quiere imponer y desarrollar a fondo el programa de lxs de abajo. 
Que la estafa de Macri y el FMI la paguen quiénes la hicieron.  

Escribe un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.