Durante la última semana del mes de mayo, el enorme aumento de los casos de Co-Vid 19 en Quilmes han puesto a nuestra ciudad en el foco de las miradas. La explosión de casos en Villa Azul (barrio compartido con Avellaneda) fue el detonante de esta situación que agudiza las preexistentes condiciones insalubres que caracterizan a los barrios populares. La decisión del gobierno provincial, en común acuerdo con el municipal, de cercar Villa Azul con el fin de que no se propague el virus, pone de manifiesto la necesidad de un análisis integral y más profundo sobre las políticas que viene llevando adelante el gobierno de Mayra Mendoza para palear la pandemia. Estamos en el momento donde se pondrá a prueba toda la preparación de meses atrás, comenzada la cuarentena, para afrontar un aumento indiscriminado de casos. La pregunta que sigue es: ¿En qué condiciones recibimos el pico lxs quilmeñxs?

¿Por qué aumentan los casos en Quilmes?

Al día 1 de junio se confirmaron 580 casos positivos del virus en un momento en el cual ya se veía venir la llegada del “pico”. El punto de inflexión sin dudas es el aumento de testeos en los barrios populares de nuestra localidad, comenzando unas semanas atrás en el barrio La Paz y continuando estos últimos días en los barrios Itatí y Villa Azul, hoy en el centro de la tormenta. El llamado operativo Detectar, pensando de manera oportuna para la detección temprana de portadores del coronavirus, se puso en práctica en La Paz, en un primer momento, dado el aumento de casos en el barrio disparado por la negligente y hasta criminal actitud de los dueños del frigorífico El Federal que continuó abierto ante la confirmación de que uno de sus laburantes poseía el CO-VID. El plan de detección temprana luego se trasladó a otros barrios de Quilmes en donde se pudo comprobar la existencia de muchos casos. El motivo es más que claro: los barrios populares se caracterizan por las condiciones de hacinamiento en que viven miles y miles de personas. A eso hay que sumarle la falta de acceso al agua potable, las pocas condiciones de sanidad, inexistencia de cloacas, inacceso al gas natural (muy importante en condiciones invernales). La precariedad es una condición estructural que tienen nuestros barrios: según el censo del 2010, en las “zonas periféricas” de nuestro distrito, entre el 40 y el 60% de los hogares presentan necesidades básicas insatisfechas. A esto hay que sumarle la desidia y el enorme abandono sufrido en los últimos 4 años por el macrismo de Martiniano Molina. La desinversión, el vaciamiento público, el embellecimiento superficial fueron los comunes denominadores de la gestión anterior. Estas dos cuestiones: la pobreza y desigualdad estructural, agudizada en los últimos años, explican, en gran medida, la dificultad de contener una pandemia.

Sin embargo el gobierno local de Mayra Mendoza, reconociendo que Quilmes es de las ciudades más desiguales, ha puesto en práctica un plan de contención de la pandemia. El impulso de los puntos solidarios o la creación de centros de aislamiento son medidas de peso apuntadas a contener la crisis sanitaria en los barrios populares, pero que hoy en día son insuficientes. Por un lado, la “explosión” de casos en Villa Azul, y en menor medida en Itatí, muestran que se llegó tarde en las medidas de prevención. Por otro lado, la medida de aislar y militarizar Villa Azul expresa un paradigma perjudicial como forma de abordaje de un problema tal en los barrios populares.

El aislamiento de Villa Azul – Preso en mi ciudad

La identificación de más de 100 casos positivos solo en Villa Azul, barrio compartido entre Avellaneda y Quilmes, llevó a los gobiernos provincial y locales a cercar con un enorme despliegue de las fuerzas de seguridad los ingresos al barrio. Frente a una situación que demandaba contener la propagación del virus, y para esto limitar la circulación y tomar medidas contundentes, consideramos un error esta respuesta policíaca, reprochada incluso por referentes del Frente de Todos. La participación vecinal y el rol de las organizaciones sociales en los territorios vienen dando grandes muestras del potencial para afrontar las diversas problemáticas desprendidas de la pandemia y construir estructuras de cuidado. Es ampliamente conocido como el impune accionar de las fuerzas de seguridad se ve potenciado en las barriadas. Maltrato, prepotencia, verdugueo, muestras de la lógica represiva y discriminatoria que gobierna en las fuerzas policiales y de la que el mismo ministro de seguridad de la provincia, Sergio Berni, es un exponente. Esta situación fue coronada con su figuración en las inmediaciones del barrio, declarando ante los medios, dando cuenta de una política destinada más a llevar tranquilidad al exterior, que una preocupación por velar por el cuidado de los barrios. El cerco sobre los pobres, situación que hasta el momento no se aplicó en ninguna otra ocasión, constituye un antecedente preocupante.

Un correcto proceder, a nuestro entender, debiera estar focalizado a brindar condiciones de aislamiento a la totalidad de vecinxs infectadxs, haciendo uso integral de los centros destinados a ello, previamente intensificando los testeos. Si estas estructuras fueran insuficientes, proceder a utilizar sanatorios privados, hoteles, clubes e incluso escuelas, como se ha hecho con el colegio San Jorge. Es fundamental que la barrera entre lo público y lo privado no sea un límite a la hora de hacer frente al virus, y que por ejemplo la estructura sanitaria privada se organice en un sistema unificado en manos del estado para atender al conjunto de lxs quilmesñxs.

Por otro lado, se vuelve indispensable que, ante el aumento de casos en los barrios populares, el municipio se apoye en mayor medida en las organizaciones populares que tenemos inserción en los territorios y que, sin duda, podemos hacer mayores aportes en la distribución de mercadería, en la contención humana, que lo que pueden ofrecer las fuerzas de seguridad. La experiencia transitada en Villa Itatí de construcción de un Comité de Emergencia con participación vecinal y de las organizaciones es una muestra de esto, que consideramos necesaria de replicar en la totalidad de los barrios.

Pero también queremos que el peso creciente de las organizaciones no sea solo una cuestión para atender la emergencia. Los barrios quilmeños atraviesan un combo de problemas estructurales por los que hace años venimos luchando: urbanización, instalación de cloacas, sistemas de desagote y drenado, instalación de servicios básicos, saneamientos de arroyos. Problemas que sin duda han facilitado la virulenta propagación del virus y hoy exponen como la desigualdad se cobra en vidas. Estos Comités de Emergencia debieran devenir en espacios permanentes e independientes, que asuman la tarea de relevar, supervisar y ejecutar tareas u obras necesarias para los barrios; para comenzar un camino de transformaciones que mejoren la calidad de vida de cientos de miles de vecinxs.

Lxs trabajadorxs del distrito

Al igual que ocurre con los barrios populares, lxs trabajadores de los centros de salud son de lxs más expuestos al virus. El positivo de la doctora del CAPS María Eva de la IAPI con su consecuente cierre preventivo, el médico cardiólogo fallecido de la clínica Belgrano y la salita de Cañada, y los directores del hospital Iriarte entre otros, son todos casos que ejemplifican la vulnerabilidad en la que se encuentran lxs trabajadores de la salud. La falta de insumos de bio-seguridad, las condiciones precarias de higiene y comodidad para atender pacientes, sumado a las flojas condiciones salariales son los factores que en mayor medida preocupa a lxs médicxs, enfermerxs y demás trabajadorxs del rubro, que día a día le ponen el pecho a la pandemia. Es por ese motivo que el pasado 30 de mayo se ha organizado una caravana para reclamar por más dignas condiciones de trabajo. La alerta por el enorme riesgo de contagio que vienen expresando desde el comienzo de la cuarentena, hoy se vuelve urgente que encuentre respuesta en pos de preservar la salud de lxs trabajadores de la salud.

A esta compleja situación social y sanitaria, se le suman los diversos conflictos laborales que han estallado en el distrito. Por un lado, el conflicto del frigorífico Penta ya lleva más de 2 meses y lejos pareciera estar de resolverse. Incumpliendo con el DNU que prohibía los despidos, el empresario Ricardo Bruzzese no da el brazo a torcer y sigue firme en la decisión de dejar en la calle a 250 familias. Reconociendo incluso que no se trata de un conflicto económico sino de una confrontación contra los delegados y los trabajadores organizados. Creemos que la intervención estatal ante este tipo de cuestiones debe ser tajante, no se puede jugar con el plato de comida de estos hogares y menos en este contexto. Mientras el Ministerio de Trabajo busca una mediación, los laburantes siguen implementando medidas de visibilización.

El caso de Penta se suma a muchos casos que, durante los últimos 4 años, han sido moneda corriente en Quilmes. Recordemos el cierre y la lucha de Ansabo, de Kimberly Clarck, de Petrona, entre otros. Todos casos que demuestran el poco compromiso que tienen las patronales locales para con los laburantes y vecinos de Quilmes.

Por otro lado, a estos conflictos se suma el reclamo permanente de lxs trabajadorexs estatales de Quilmes. Sus puestos de trabajo están permanentemente en peligro dada la precarización que sufren: muchxs de ellxs no tienen contratos firmes, es decir no están en planta. A la vez que la pandemia acentúa condiciones inapropiadas de trabajo por lo que tuvo que ser reiterado el reclamo de entrega de insumos de higiene y seguridad.

Un camino de medidas contundentes

En cuanto al panorama político, partimos de una simultaneidad oficialista en los tres niveles de gobierno (intendencia, provincia, nación), en donde Quilmes es una apuesta a construir un caso de éxito. Muestra de eso es la recurrente presencia de Axel Kicillof y el mismo presidente Alberto Fernández en el distrito, ya sea respaldando a sectores industriales, como presentando obras públicas como ocurrió en AySa recientemente. En segundo lugar, Juntos por el Cambio no tiene una presencia distinguida: la figura de Molina quedó completamente relegada y hoy la derecha rancia de Quilmes no tiene una referencia distinguida. Por otro lado, cabe señalar que las diferentes contradicciones que atraviesan al Frente de Todos se ven reflejadas también en lo local sin atravesar grandes escaladas. Como ya se ha mencionado, distintos sectores o referentes pertenecientes a la coalición liderada por Mayra han expresado algún que otro matiz a medidas de gobierno; por ejemplo, ante la decisión de cercar la Villa Azul, o ante la problemática de los carreros y trabajadorxs recicladores. En cuanto al HCD, cabe mencionar que volvió a sesionar de forma virtual, pero hasta la fecha no han tomado ninguna medida de importante consideración.

Teniendo en cuenta estos elementos, es claro que existe una línea común entre Olivos, La Plata y Alberdi 500; y que muchos de los déficit que tienen las políticas locales son la traducción de limitaciones que el gobierno nacional viene demostrando. Si bien se han tomado medidas para contener la difícil situación que expone la pandemia, éstas se vuelven insuficientes ante la agudización de la crisis social y económica. En ese sentido, es importante que el gobierno de Mayra Mendoza avance en mayores medidas que pongan el énfasis en los sectores más golpeados del distrito. En la misma sintonía en que la intendenta y su espacio político se han expedido a favor de la ley de impuesto a las grandes fortunas, en Quilmes se debe avanzar por el mismo camino. Es importante que se presente un proyecto de mayores impuestos a los grandes empresarios locales, que se multe a quienes sosteniendo cuantiosas ganancias buscan despedir trabajadorxs y a los grandes comercios (hipermercados, distribuidoras de distintos productos, etc.) que no acatan el acuerdo de precios y lucran con lxs vecinxs. La crisis que desata la pandemia debe caer sobre los que durante años la juntaron en pala. Esto se vuelve fundamental para costear las medidas que faltan para socorrer a los barrios más empobrecidos y que hoy más sufren las consecuencias de la pandemia.

Desde Abriendo Caminos, mediante nuestra participación en Poder Popular Quilmes, apostamos a reforzar el rol de las organizaciones populares que día a día, al igual que lxs profesionales de la salud, estamos en la primera línea conteniendo a pulmón las urgencias de nuestro distrito. Es importante que el gobierno de Mayra Mendoza tome nota del aporte que decenas de organizaciones venimos haciendo para que esta situación crítica golpee menos a los sectores más postergados. Urge la necesidad de que se ponga más mercadería a disposición de los Puntos Solidarios al mismo tiempo que se vuelve fundamental un mayor presupuesto para preservar a lxs laburantes de los centros de salud. El gobierno local tiene la obligación de, como dice el propio presidente, priorizar la salud y el bienestar de lxs quilmeñxs más golpeadxs. No basta con el orgulloso aplauso de las 21 hs., ni con la solidaridad y el altruismo de las organizaciones. Es necesaria una política de estado a la altura, que haga frente a la urgente situación y que inicie un camino de transformaciones estructurales en nuestro distrito que reviertan los fuertes niveles de desigualdad. Y dicho camino solo es posible con mayor participación popular.

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