El amotinamiento de la bonaerense, que tuvo lugar la semana pasada, se resolvió con la decisión del gobierno nacional de quitarle el 1,18% de los ingresos coparticipables -unos 45 mil millones de pesos- a la Ciudad de Buenos Aires para destinarlos a la Provincia de Buenos Aires. De este modo, la resolución de la crisis bonaerense precipitó el choque y confrontación entre AF y Larreta, quien aprovechó la disputa para virtualmente lanzar su candidatura presidencial. Durante su respuesta pública al decreto de Alberto, “Horacio” no solo le habló a “los porteños” sino que se refirió también al resto del país, habló del federalismo, y se largó en los hechos a la carrera presidencial.
Larreta respondió que acudirá a la Corte Suprema de Justicia para frenar la quita. El mismo Macri había resuelto por decreto presidencial el aumento del porcentaje coparticipativo en 2016 para que la Ciudad pasara del 1,4% al 3,5%, con la justificación del traspaso de parte de la Policía Federal al ámbito del gobierno capitalino, y no tuvo mayores dificultades para implementarlo. Es decir, el antecedente es fresco como para que haya un fallo en contra. No obstante, es sabido que el máximo Tribunal no es un “juez imparcial” sino que está directamente vinculado a las distintas tensiones de la polarización política, por lo que no puede descartarse ningún escenario.
La ciudad opulenta y desigual
Desde los años 50 a esta parte, la Ciudad de Buenos Aires mantuvo su población en alrededor de 3 millones de habitantes, incluso bajó en unos cientos de miles, algo incluso contrario al propio crecimiento poblacional. Es decir, en la Ciudad hubo una expulsión sistemática de sus estratos más populares. Quizás las más explícitas fueron las ejecutadas por la última dictadura militar con el gran desplazamiento de población a partir del plan de autopistas urbanas, la erradicación violenta de las villas y la reforma en la ley de inquilinos que facilitó a los propietarios aumentar a gusto los alquileres. El conjunto de estas políticas fueron un “shock expulsivo” tendiente a que solo persistan en la Ciudad aquellos que “merecían vivir en ella”. Al tiempo que la Ciudad se clavó en ese número, la población del conurbano bonaerense aumentó a gran ritmo.
Sin embargo, esta estabilidad en términos poblacionales está lejos de significar una igualdad en las condiciones de vida al interior de la Ciudad. Según los recientes números arrojados por la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad, en el primer trimestre de 2020 más de 38 mil hogares de la ciudad se quedaron sin ingresos, es decir, cerca de 94.741 porteños, 77.367 más que durante el segundo trimestre del 2019 (17.374). El mismo informe muestra que en términos salariales, en promedio quienes viven en la zona norte de la ciudad perciben $58.056 mensuales contra los $29.431 que promedian los sueldos de la zona sur. Al mismo tiempo, el 22% más rico de la población porteña se apropió del 62% de los ingresos totales. Los números a veces marean, en otros casos clarifican. Como se puede ver, la lógica de “merecer vivir en la ciudad” continúa subyaciendo y la brecha entre los sectores más ricos y más pobres se sigue ampliando.
Más peligroso que Larreta con calculadora en mano
La pregunta que nos importa es: ¿cómo repercutirá este “ajuste” de la coparticipación en las condiciones de les trabajadores y sectores populares de la Ciudad? Si tenemos en cuenta los números del apartado anterior queda a la vista que la desigualdad en la Ciudad es creciente y sin dudas las políticas de Cambiemos no han revertido esta tendencia sino que la han profundizado.
El gobierno porteño ha hecho trascender que en sus objetivos de presupuesto 2021 se busca sostener el carácter de emergencia presupuestaria para, de este modo, jerarquizar las áreas de educación, salud y bienestar social, las cuales no serían tocadas pese al “recorte” de AF. Ahora bien, quienes vivimos en CABA sabemos bien que tras estas declaraciones no hay ningún tipo de sustento real. Esta misma semana se ha denunciado el faltante de $800 millones para comedores escolares que figuraban en el presupuesto y no fueron ejecutados, y se ha avanzado en el despido de trabajadorxs en el Ministerio de Desarrollo Social y Hábitat. En el mismo sentido y en medio de la pandemia, el Gobierno de Larreta cesanteó a cientos de docentes con cargos interinos. Ni que hablar de la nula solución que ha desarrollado el GCBA para les miles de niñes y jóvenes que no tienen conectividad para sostener la continuidad pedagógica en este contexto. Las constantes denuncias de les trabajadores de la salud por sus condiciones de trabajo, salarios y falta de insumos durante estos meses también ponen de manifiesto el abandono del sistema de sanitario así como las denuncias de lxs trabjadorxs estatales canalizadas por la campaña Ciudad en pandemia evidencian la creciente precarización y exposición al virus al que los ha sometido la gestión de Larreta en estos meses.
Lo quedan dudas de que ese porcentaje de la coparticipación Larreta buscará recuperarlo, en principio, con aún menor “gasto” en las áreas que supuestamente dice que va a privilegiar (salud, educación, etc.).De no ser suficiente ese ajuste, no dudará en avanzar en una agenda de medidas antipopulares que le permitan profundizar ese modelo de ciudad de mega ricos y mayorías cada vez más pobres. Será construyendo como gran responsable de ese ajuste al gobierno nacional y apostando a unas elecciones de medio término que podrían ser el trampolín más importante de cara a las elecciones presidenciales de 2023.
Es fundamental que no pueda avanzar este nuevo plan de descargar la crisis sobre los sectores populares. Como plantea la campaña No Tienen Coronita, con cobrar un impuesto extraordinario a los reyes de las torres de Puerto Madero por sus viviendas ociosas, se podrían recaudar US$1.200 millones, más del doble de lo que perderá anualmente la CABA por el punto de coparticipación transferido a la provincia y suficiente como para urbanizar todas las villas porteñas o duplicar el presupuesto en salud.
Para que esto ocurra esta claro que es necesario ir configurando desde abajo una alternativa política al PRO en la Ciudad, un espacio que sepa aunar a todxs aquellxs sectores populares y de trabajadorxs que venimos enfrentando al macrismo hace más de una década.