En el marco de la llegada al país de la segunda ola de coronavirus y de los anuncios presidenciales de nuevas restricciones hasta el 30 de abril, el Gobierno de Larreta anunció limitadas medidas y por sobre todas las cosas desconoce la situación de los sectores populares en la ciudad más rica y a la vez más desigual del país. 

El aumento de casos registrado en las últimas semanas se concentra en la zona de AMBA con un aumento del 53% de casos positivos. En la Ciudad esto se traduce a que, según cifras oficiales, en los últimos 10 días se ha pasado de 1000 casos a diarios a 2500, siendo más del doble y se registra una ocupación alarmante de más del 90% de camas en terapia intensiva.

En este contexto y a partir de los limitados anuncios del Poder Ejecutivo Nacional ante el fuerte aumento de casos que se está viviendo, el jefe de gobierno porteño ejecutó medidas de menor alcance aún en la Ciudad: las actividades de nocturnidad cerrarán sus puertas a las 23 hs y se podrá circular hasta la medianoche, cerrarán bingos y casinos, se alentara al teletrabajo, los gimnasios continuarán funcionando con protocolo y si bien el gobierno no considera que la circulación sea un problema, aumentaron los controles y los comercios no esenciales abrirán a partir de las 10 hs. 

Un punto importante a destacar de los anuncios es el fuerte hincapié en sostener la presencialidad de las clases, aún con 2 casos de docentes fallecidxs por COVID y donde se ven claros indicios de que ha crecido la curva de contagio entre niñes y adolescentes. Son importantes las asambleas, petitorios y distintas acciones que vienen realizando diversos sectores docentes y de la comunidad educativa denunciando el incumplimiento de protocolos y la exposición al virus que en el contexto de rebrote genera la presencialidad. Sin embargo, resta aún construir mayores niveles de organización y otro protagonismo de los sindicatos docentes.

La situación del sistema de Salud es acuciante, mientras se habla de un colapso y hospitales con un 100% de ocupación, les trabajadores de la salud continúan dando peleas importantes por condiciones de trabajo, salarios, entrega de elementos de protección personal y fundamentalmente les enfermeras que aún no son reconocidos como profesionales de la salud. 

En este cuadro, el Gobierno Nacional, también ha anunciado la posibilidad de que “las provincias y el Gobierno de la Ciudad pueden comprar vacunas por su cuenta y los privados también”, por lo las autoridades porteñas ya han anunciado que irán en búsqueda de las vacunas de Pfizer, Moderna, Jonhson y AstraZeneca por lo que se prevé será un nuevo eje de disputa entre los gobiernos, en una carrera por las campañas de vacunación, en vez de continuar con un plan centralizado que permita la llegada de las vacunas a todo el país, independientemente de la capacidad de cada distrito de poder comprarlas. Para poner un freno a esto la liberalización de las patentes y el reclamo de nuestro país por una política más colaborativa, que cuestione los parámetros que imponen el sector privado y la industria farmacéutica a nivel mundial, sería lo fundamental. 

Particularmente en CABA, la situación más preocupante tiene que ver con que el Gobierno, que cuenta con un gran blindaje mediático, realiza conferencias de prensa comentando supuestas prioridades en el fortalecimiento del sistema de salud y las limitadas medidas, sin ningún tipo de anuncio dirigido a los sectores populares, que han empeorado sus condiciones de vida con la pandemia, y ven amenazados sus ingresos mínimos ante la segunda ola. El discurso va dirigido, en un clima de campaña pre electoral, a los comerciantes y pymes ¿pero qué pasa con el 23% de lxs porteñxs que se encuentran bajo la línea de la pobreza? ¿Qué pasa con aquellxs que enfrentan la especulación inmobiliaria y se encuentran a merced de desalojos con 16 mil causas de desalojo que podrían reactivarse en la Ciudad? ¿Qué pasa con la asistencia alimentaria en comedores y barrios populares que en los últimos meses viene sufriendo un descenso?  

La Ciudad por abajo muestra un cuadro muy diferente al que Larreta señala en sus conferencias de prensa, y ejes de lucha y resistencia importante. Ejemplos de ellos son las movilizaciones contra la privatización de Costa Salguero que hoy dan impulso a una iniciativa popular para la realización de un Parque Público. Las luchas de les trabajadores del Subte, que cargan con la nula visibilización de la muerte de  de su compañero Jorge Pacci por la utilización del asbesto en el subte. Las resistencias a los desalojos y las luchas de los movimientos sociales que vienen siendo los protagonistas de enfrentar a la pandemia y a la pobreza en los barrios populares. Desde Abriendo Caminos acompañamos todas estas luchas y en su profundización encontraremos la forma de resistir el negacionismo y ajuste de Larreta. 

En este sentido es central que desde las organizaciones y sectores populares de la Ciudad articulemos una agenda de emergencia ante la segunda ola de COVID. Conjuntamente y del mismo modo que, ante la ausencia del Estado porteño cuándo comenzó la pandemia, la solidaridad popular aparece como la respuesta inmediata a construir en cada barriada para poder sostener ollas y comedores populares. Las prioridades del Gobierno son claras: la campaña electoral que se avecina, mientras se esconde una situación de cada vez mayor precarización de la vida para les que menos tienen. Las nuestras también: medidas económicas y sanitarias para una vida digna, no de unos pocos, sino de las grandes mayorías. 

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