Pensando en el 22 de agosto de Trelew
Las hojas de aquel agosto se mueven de aquí para allá
como si la mano del pasado, todavía temblara
¿Qué fue de la gloria que alumbró las frentes celestes
en la fuga de la cárcel de Rawson / a pura conciencia?
¿Qué de los fusilados en la base Naval de Trelew,
Pagando con sangre hasta el hartazgo la victoria
de la libertad que pudo ser y no fue?
¿Habrá respuesta en nuestras palabras, en los actos
de quien no entrega la belleza de la vida?
La memoria gana la eterna disputa
al cementerio del olvido
Ellos están con nosotros y las estrellas relucen..
Lejanas, muy lejanas pero relucen…
Vicente Zito Lema
22 de agosto de 1972/2020
El 22 de agosto de 1972 en la Base Aeronaval Almirante Zar ubicada en la Patagonia, se encontraban detenidxs (tras el fallido intento de concretar la fugas más impresionantes de la década) 19 militantes revolucionarixs del PRT, FAR, y Montoneros, los cuales fueron fusilados, concretando la recordada Masacre de Trelew.
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El penal de máxima seguridad ubicado en Rawson, era el destino de cientos de presos y presas políticas que se encontraban detenidxs a miles de kilómetros de su zona de inserción política, a los fines de aislarlxs y desconectarlxs de la lucha popular de la que eran parte.
Por aquel tiempo para todo aquel o aquella que caía preso, existía una premisa obligatoria: pensar la fuga. Fue así que Mario Roberto Santucho (PRT), Marcos Osatinsky (FAR) y Fernando Vaca Narvaja (Montoneros) junto a Enrique Gorriarán Merlo (PRT), Roberto Quieto (Montoneros) y Domingo Menna (PRT) conformaron el comité de fuga que puso manos a la obra para idear el escape de tal penal de máxima seguridad, para así volver a la lucha lo antes posible.
El plan incluía que no se disparen armas de fuego y lograr la fuga de varios militantes de las organizaciones revolucionarias en autos y un camión hasta el aeropuerto de Trelew el cual debía estar previamente bajo el control de las organizaciones, para luego partir con destino a la Chile de Salvador Allende, y más tarde hacia la Cuba socialista. Los primeros en dirigirse al aeropuerto fueron los seis dirigentes del comité de fuga, ya que el plan era que el resto de los compañerxs viaje en dos camiones que esperaban la señal para entrar a la base. Los errores operativos de tal tamaña hazaña frustraron la llegada de lxs 19 militantes restantes, lxs cuales no logaron abordar el avión hacia Cuba, pues la demora y la inminente llegada de las fuerzas represivas del ejército, hicieron que el plan siguiera su marcha despegando con el comité de fuga hacia el país trasandino.
Frustrada la fuga masiva, y rodeados por las fuerzas del ejército, lxs 19 compañerxs de FAR-Montoneros y PRT, decidieron entregarse, previo a realizar una conferencia de prensa que mostró el grado de unidad nunca antes alcanzado por la militancia popular. Allí no solo dieron cuenta de su estado de salud, sino también explicaron conjuntamente al pueblo las razones de la lucha, que por más diferencias que encontraban a las tres organizaciones, los unía la necesidad de dar pelea contra la dictadura en el camino de construir la patria socialista.
Eran las 03 de la mañana cuando el cobarde brazo de la dictadura de Lanusse, apersonados en el capitán de corbeta Sosa y el teniente Roberto Bravo, decidieron dar un salto cualitativo en la represión ilegal hacia al campo popular, y fusilaron a 16 compañerxs, sobreviviendo sólo 3. Pero la cuestión no terminó solo allí, sino que también se efectuaron represiones sobre el solidario pueblo de Trelew que tenía en pie un comié de solidaridad con lxs presxs, además de reprimir los funerales multitudinarios de lxs compañerxs asesinados.
La fuga de Rawson y la Masacre de Trelew nos dejan principalmente dos conclusiones políticas a quienes hoy emprendemos un camino de trasformación radical de nuestra sociedad. La primera es que la unidad de las organizaciones del campo popular era una premisa fundamental para enfrentar al enemigo, que en aquel entonces se personificaba en la dictadura. La creatividad, la moral revolucionaria, la vocación de trascender todos los muros (hasta los de máxima seguridad) llevaron a esta generación militante a dejar en ridículo al poder dictatorial. De igual vale decir que esta unidad no se agotaba en lo defensivo al enfrentarse a un enemigo, ya que existían consignas (incluso asumiendo las diferencias en torno al peronismo y la izquierda marxista) que permitían pensar un programa común de trasformación social, como por ejemplo la necesidad de luchar por una patria socialista. La segunda conclusión es que en la Masacre de Trelew, las clases dominantes mostraron un rostro que muchas veces se intenta ocultar en nuestra historia: cuando el orden social se ve cuestionado y emergen organizaciones que van a fondo en la idea trasformar de raíz este sistema de miseria y explotación, nada les impide aplicar la más dura represión, que en esta caso implicó el fusilamiento y asesinato de 16 militantes. Por ellxs decimos, no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.
Alejandro Ulla (PRT-ERP), Alfredo Kohon (FAR), Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP), Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP), Carlos Astudillo (FAR), Clarisa Lea Place (PRT-ERP), Eduardo Capello (PRT-ERP), Humberto Suárez (PRT-ERP), Humberto Toschi (PRT-ERP), José Ricardo Mena (PRT-ERP), María Angélica Sabelli (FAR), Mariano Pujadas (Montoneros), Mario Emilio Delfino (PRT-ERP), Miguel Ángel Polti (PRT-ERP), Rubén Pedro Bonnet (PRT-ERP), Susana Lesgart (Montoneros).
¡Presentes! ¡Ahora y siempre!