Sobre la presentación del Plan Nacional de Acción 2020-2022 contra las Violencias por motivo de Género
El viernes, desde Olivos y con la presencia de Eli Gómez Alcorta, Ministra del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y el presidente Alberto Fernández, se presentó el plan de acción contra las violencias por motivo de género, una serie de políticas públicas y aumentó presupuestario para las mismas que se venía reclamando desde las organizaciones populares y feministas ante la emergencia en violencia de género que se vive en nuestro país.
El Plan Nacional fue construido a partir de una serie de encuentros con organizaciones feministas, sociales, barriales, espacios académicos y la participación de distintas áreas del gobierno, del poder legislativo y judicial. Es decir, se hizo un recorrido para fomentar la participación, el intercambio, y conocer las principales problemáticas en los distintos territorios que atraviesa la lucha contra la violencia machista.
Esto se llevó adelante con el objetivo de que el plan comience a gestar un cambio de paradigma en el abordaje de la violencia machista, dejando de trabajar sobre la individualidad de la mujer o persona LGTB+ para empezar a desarrollar un abordaje más integral, que incluya a las comunidades y organizaciones, redes de los distintos territorios. Fundamental, entonces, el peso que deberán tener las organizaciones populares en la gestión de este plan.
El dato más importante del plan es que viene acompañado por una demanda que las organizaciones feministas reclamamos desde el inicio de la gestión de Alberto Fernández: no hay políticas de géneros efectivas sin presupuesto. En el último tiempo numerosas organizaciones exigimos la emergencia en violencia de género planteando la necesidad de que se redistribuyan partidas presupuestarias para atender de inmediato esta problemática que nos llevo a más de 1240 femicidios desde el primer Ni Una Menos en 2015 hasta este año. Por eso el plan es acompañado por un presupuesto de 18 mil millones de pesos, muy superior al plan durante el periodo macrista que sólo se destinaron 750 millones de pesos.
Por otro lado, el plan presentado tiene entre sus prioridades dos aspectos centrales para enfrentar la violencia machista, por un lado una política de prevención, que incluye un plan específico, basado en la necesidad de cambios sociales y culturales de largo plazo para enfrentar este tipo de situaciones, por lo que también se incluye una política destinada a trabajar sobre las masculinidades y otra sobre vínculos afectivos responsables y diversos. A su vez, se plantea el objetivo de un monitoreo constante de las políticas públicas y la generación de estadísticas oficiales, que permitan un seguimiento efectivo de los planes llevados adelante. Durante años fuimos las organizaciones las que creamos observatorios, encuestas y relevamientos en los territorios para visibilizar la violencia machista y demostrar la terrible entidad que tiene en nuestra sociedad. Hoy será imprescindible seguir con el trabajo de las organizaciones, pero contando con la información que el propio Estado debe brindar sobre sus propios planes y proyecciones.
El eje central del plan se encuentra en la asistencia a mujeres y personas LGTB+ en situación de violencia. En este sentido, se intenta con una serie de medidas y propuestas proyectar una política que no se base en la emergencia, sino en el cambio de condiciones estructurales que se requiere para salir definitivamente de situaciones de violencia machista. Este ha sido un eje central que las organizaciones venimos instalando, que se vincula fuertemente con las condiciones de acceso al trabajo, y la posibilidad de ejercer una autonomía integral por parte de las mujeres y personas LGTB+. En este sentido concretamente se crea el Programa “Acompañar” que brinda una asistencia integral, incluyendo económica para las personas en situación de violencia; se construirán 12 centros territoriales integrales de políticas de género y diversidad en todo el país; se plantea fortalecer la línea 144 y la creación de un sistema digital para emergencias en casos de violencias por motivos de género para los gobiernos locales; la creación del Programa para el Apoyo Económico Urgente y la Asistencia Integral Inmediata para Familiares en casos de Femicidio, Travesticidio y Transfemicidio y la creación del Programa Articular para el apoyo y el fortalecimiento de organizaciones sociales comunitarias de género y diversidad y del Registro Nacional de Promotorxs Territoriales de Género y Diversidad a nivel comunitario.
Como otro eje central siendo la lucha por aborto legal seguro y gratuito una de las batallas más importantes del movimiento feminista en nuestro país, se plantea en el plan el fortalecimiento de los servicios de Salud Sexual y Reproductiva en la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo (ILE).
En síntesis, el Plan presentado por el Ministerio de Mujeres Géneros y Diversidad es un avance importante en sistematizar las políticas públicas necesarias para poner un freno a la violencia machista, e incluye demandas y reconocimientos históricos de las organizaciones feministas y populares. Como la creación del propio Ministerio, este Plan es síntesis de años de lucha y organización del movimiento de mujeres y disidencias, que tendremos que acompañar activamente.
Como bien sabemos las leyes y planes de acción pueden ser letra muerta sino son empujadas por actores sociales y políticos que salgan a la conquista de sus derechos. No alcanza solo con voluntades políticas, más en un contexto económico y social sumamente crítico en nuestro país, en este sentido consideramos importante que el presupuesto de 18 mil millones planteado sea obtenido a partir de un impuesto a las grandes fortunas, como se viene reclamando desde distintas organizaciones y la campaña No Tienen Coronita.
La violencia machista tiene un carácter sistémico y estructural que solo podrá ser erradicada con un cambio social profundo, que incluye transformar las relaciones sociales. Estás políticas públicas son imprescindibles para modificar nuestras condiciones de vida y son una conquista de la lucha en esa perspectiva de transformarlo todo. Sigamos fortaleciendo las redes y el protagonismo de las organizaciones feministas para la implementación de este plan nacional y para lograr el profundo cambio que necesitamos.